Por: Jean Maninat
Finalmente tuvo lugar el cónclave de los diversos factores de la oposición venezolana representados en la MUD. Fue sin duda alguna una excelente noticia que nos hizo pensar -a pesar de los ruidos- que la Unidad habría logrado prevalecer sobre los extravíos y los lances voluntaristas. No fue mucho lo que emergió a la luz pública, probable indicio de un saludable pacto de micrófonos caídos a fin de no alterar la construcción de un nuevo modus vivendi que lograra una mayor cohesión e impidiera las fugas de energía que tanto daño han causado.
Más allá de las referencias al clima “productivo y cordial” que habría envuelto la reunión, hubo ausencias notorias, silencios significativos y abandonos intempestivos importantes, lo cual demuestra que el encuentro fue algo más que un pase de revista escolar con los alumnos enseñando orgullosos sus uñas recién cortadas, el aseo de sus atuendos y su disposición a comportarse adecuadamente el resto del curso.
Es decir, hubo temperatura y tensión lo cual indicaba que la MUD estaría vivita y coleando, con contradicciones reales latiéndole en las venas, desencuentros entre sus dirigentes y una nueva oportunidad para acorralar un discurso común destinado al centro palpitante de lo que realmente le interesa al país: el deterioro vertiginoso de las condiciones de vida de todos los venezolanos.
(Mientras pulsábamos el punto y aparte que finaliza el párrafo anterior, explotó la noticia de la renuncia de Ramón Guillermo Aveledo a la secretaría ejecutiva de la MUD, una advertencia de que ciertamente las aguas habrían sido bravías y los remolinos tenaces en su apetito. Por lo pronto, ya se ha reconocido con justicia el inmenso esfuerzo que hizo Aveledo como Secretario Ejecutivo de la Mesa para mantener el rumbo unitario en medio de presiones internas y externas de gran vigor. Fue blanco de una virulenta campaña por parte de radicalismos de toda laya. Desde este lado del teclado vaya un reconocimiento a su esfuerzo y valentía).
Quienes codiciaban el desguace de la organización para recoger las patas astilladas y armar mesa aparte tendrán que esperar un tiempo más o salir al descampado a proponer un ente opositor diferente. Ya no hay espacio para concebir la política unitaria como un autobús turístico destechado donde me subo cuando me quiero exhibir y me bajo cuando me da la gana o siento la urgencia de ir al baño. Nunca mejor dicho aquello de “o se montan o se encaraman”.
¿Cómo cohabitarán las diversas opciones dentro de la MUD? ¿Tendrán la suficiente coherencia para no desmembrarse en pedazos notorios pero inútiles? ¿Qué harán una vez que la dinámica política indique el peso real y la contundencia de los liderazgos, o mejor dicho, de un solo liderazgo? No es mucho el tiempo que esperaremos para enterarnos de las respuestas: aguardan a la vuelta de la esquina. El ánimo opositor que pareciera empezar a recuperarse tenuemente pronto las va a exigir con fuerza. Quienes insistan en querer brillar con luz propia propiciando un apagón de la Unidad pueden salir electrocutados políticamente.
Lo que pareciera quedar claro luego de la reunión es el cuadro anémico que desarrolló la iniciativa de
armar un proceso constituyente, sobre todo a partir de la declaración del presidente Maduro advirtiendo que la idea no le disgustaba del todo a los jerarcas rojos para afianzar su proyecto hegemónico. Muy pocos parecen estar dispuestos a salir a comprar los bolígrafos, imprimir los formularios, alquilar los toldos y trazar los casa por casa para iniciar una masiva recolección de firmas a favor de una Constituyente.
Ojala se acuerde cuanto antes la nueva fisonomía organizativa de la MUD y se lleve a cabo el Congreso Ciudadano, para que se puedan dedicar con seriedad y tiempo a organizar la participación opositora en las próximas elecciones parlamentarias que se vienen encima con el ímpetu de un tren a gran velocidad. No nos vaya agarrar la locomotora electoral pastando en el lado equivocado del túnel como en 2005. ¡Beep, beep!
@jeanmaninat
Un comentario
Ojalá y como dicen Dios nos agarre confesados. Por qué si no se ponen las alpargatas van a tener que bailar con la pata pelaa.