La ruta hasta el 28J – Trino Márquez

Publicado en: Polítika UCAB

Por: Trino Márquez

El Gobierno de Nicolás Maduro ha ido aceptando a regañadientes algunos aspectos presentes en las campañas electorales de cualquier democracia. Por ejemplo, la oposición, luego de dos intentos fallidos, pudo elegir a Edmundo González Urrutia candidato unitario. Para lograr esta conquista –que en todo orden democrático donde compiten diversas organizaciones forma parte de la rutina- hubo que firmar el acuerdo de Barbados, en presencia de testigos internacionales que actuaron como garantes. Hace algunos días, EGU sostuvo una entrevista con la periodista Margarita Oropeza transmitida por Venevisión. El canal, siguiendo la pauta del régimen, tenía años marginando a la oposición. El encuentro entre el aspirante y la comunicadora también constituyó un acontecimiento excepcional, a pesar de que el contacto de los abanderados presidenciales con la gente a través de entrevistas televisadas también entra en la tradición democrática. Lo normal resulta extraño en Venezuela.

El Gobierno ha combinado esas concesiones con el recrudecimiento de la represión a los militantes de Vente Venezuela y a dirigentes que apoyan el cambio democrático.  Algunos de los organizadores de la exitosa gira de María Corina Machado por Portuguesa fueron detenidos por el Sebin sin explicación alguna. Por simple arbitrariedad y abuso de poder. Este grupo se suma a los militantes detenidos anteriormente en algunos lugares de la provincia y a quienes se encuentran refugiados en la embajada de Argentina en Venezuela. Varios dirigentes de Primero Justicia fueron inhabilitados por quince años. El fiscal de la República, sin aportar pruebas categóricas, acusó a altos cuadros de PJ de formar parte de la trama de corrupción dirigida por Tarek El Aisami, antiguo miembro de la nomenclatura chavista. El ministro de la Defensa amenaza con proscribir a quienes –según su criterio- hayan mostrado alguna simpatía con Guyana; estos son ‘traidores a la patria’ que solo merecen el repudio y la exclusión. Todavía no se sabe quiénes entran es esa categoría, pero seguro que todos son opositores o antiguos maduristas caídos en desgracia. El cierre de radios regionales continúa al igual que el bloqueo de portales informativos.

Maduro no ha admitido de buen talante tener que medirse con González Urrutia en unos comicios competitivos y transparentes. Los números lo desfavorecen. El país desea cambiar debido a la infinita incompetencia de su Administración para resolver problemas tan elementales y cotidianos como la electricidad, el suministro de agua potable, la inflación en los alimentos, el transporte colectivo o la salud y la educación pública. Carece del carisma de Hugo Chávez y, sobre todo, del caudal de petrodólares que tuvo en sus manos el comandante fallecido. Esta carencia le impide sustituir el atractivo con el reparto clientelar de beneficios y dádivas circunstanciales. No hay cómo ofrecer el paraíso en la tierra. Ni puede depositar dinero en los bolsillos de los electores, ni distribuir casas, neveras o lavadoras. El presupuesto de demasiado restringido.

Maduro apela a los pocos recursos de los cuales dispone: la intimidación, la amenaza y el chantaje, por un lado, y la dispersión del voto opositor por el otro, por eso alimenta a los ‘alacranes’. Pretende cubrir el país con una atmósfera donde se combinan el silencio, el miedo y la confusión del votante.

Ocurre es que ha pasado un cuarto de siglo desde que Maduro y su gente llegaron a Miraflores. Representa ese un período demasiado dilatado para cualquier nación que ha visto cómo la gente se empobrece y huye de un país que antes atraía a millones de inmigrantes de todo el planeta. Apelar al miedo no es suficiente. Tratar de confundir a los electores con candidatos de utilería tampoco va a funcionar.

Queda un poco menos de tres meses para los comicios. Será un período duro para la oposición por el acoso al que será sometida, las provocaciones para que abandone la vía electoral y cometa errores que desencanten a los votantes.

Gran parte del mundo democrático está atento a lo que sucede en Venezuela. Lo que está en juego es crucial para la región. Si no se produce el cambio que la mayoría espera, la emigración se desbordará porque, sin inversión extranjera ni nacional, la crisis global no hará más que profundizarse.

La Plataforma Unitaria Democrática ha demostrado poseer el dominio de la situación política. No ha cedido frente a las provocaciones del régimen. En los momentos más difíciles ha mostrado un temple que ha desconcertado al Gobierno. Ha tomado la iniciativa sin aflojar. Se ganó el respeto y reconocimiento de la comunidad internacional. Edmundo González Urrutia está evidenciando ser el candidato apropiado para las circunstancias. Los países amigos de la democracia son los grandes aliados. Esa conexión hay que sellarla y profundizarla con el paso de los días.

La ruta hasta el 28J está llena de tropiezos. Podemos superarlos.

 

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