Las mujeres de Irán – Naky Soto

Publicado en: Blog personal

Por: Naky Soto

Carmen Meléndez, alcaldesa de Caracas, tuiteó el lunes 12 de junio que asistió al encuentro de mujeres intelectuales e influyentes con la primera dama de Irán, Jamileh Alamolhoda. En las fotos que eligió para acompañar su relato aparecen varias de las mujeres más poderosas del chavismo sonriendo en conjunto como si fuesen la audiencia de un evento escolar al que asistieron contentas y despreocupadas. Aunque Alamolhoda es una escritora y profesora universitaria con un doctorado en Educación, un perfil fantástico para hablar de muchos temas, estaba delante de las venezolanas exhibiendo apenas un trozo de su rostro, oculta bajo las varias capas de la batola y el velo islámico que la teocracia que preside su marido, Ebrahim Raisi, exige legal y religiosamente a las mujeres iraníes. Esa teocracia estima que el velo ayuda a mantener una vida «casta» y además garantiza la seguridad de la sociedad, porque supuestamente las mujeres somos las culpables de todo acto de perfidia. Minimizadas tras un velo, desaparecen los riesgos que los continentes hombres sufren ante una melena al aire.

Prescindir de la mujer
Según Meléndez, se reunieron con Alamolhoda para hablar sobre “la importancia de la lucha femenina para el desarrollo de los pueblos del mundo”, aunque el confinamiento de todas las mujeres poderosas del chavismo en una agenda aparte a la que se desarrolló para el presidente Raisi simboliza exactamente lo contrario. Para rematar su crónica, la alcaldesa afirmó que visitaron el sepulcro de Hugo Chávez para rendirle honores toda vez que, según ella, su “carácter feminista impulsó la participación de la mujer en todos los ámbitos”. Pero bastó con que viniera un teócrata, para que decidieran honrarlo con la ausencia de las mujeres del poder. Es decir, aunque los iraníes saben que fuera de sus fronteras el trato a las mujeres es distinto, a pesar de que Irán sabe que aquí hay mujeres que gobiernan, el régimen prefirió borrarlas de su agenda para hacerlos sentir en casa. Del feminismo del finado siempre trascenderá su sútil promesa a Marisabel de ‘darle esa noche lo suyo’.

“Mujer, Vida, Libertad”
Las mujeres iraníes han sido rotundamente valientes para resistirse a la barbarie de la reimposición del velo, que han dejado de usar como un gesto de desobediencia civil ante unas leyes injustas, como un símbolo de discriminación injustificado. En Irán han ocurrido importantes protestas tras la muerte bajo custodia del Estado de la joven Mahsa Amini, en septiembre de 2022, detenida por no llevar bien puesto el velo. No importa cómo lo narre el chavismo, influencia es exactamente lo que han perdido las mujeres en Irán, y por eso han protestado contra un Estado machista, retrógrada y misógino. La ONG Activistas de Derechos Humanos en Irán documentó durante la severa represión desatada desde 2022, más de 20.000 personas detenidas, al menos 530 personas muertas, miles de heridas y cuatro ahorcados. Las mujeres del poder chavista, en lugar de darle visibilidad a estos datos y con ellos, a lo que padecen las mujeres en Irán, jugaron banca y además se inventaron un relato burdo para colgarlo en las redes sociales.

La sumisión como principio
En su descargo, la sumisión es una virtud que el chavismo ha procurado desde sus orígenes: al finado lo vendieron como un mesías al que era mejor plegarse sin criterio, porque si le obedecías, él cumpliría tus demandas. La obediencia sin cuestionamiento es un valor transversal del pensamiento militar, la espina dorsal de todo el pensamiento de Chávez, el arbolito de Navidad al que luego colgó con igual comodidad bambalinas populistas, lucecitas autocráticas, guilindajos hegemónicos y todos los adornos que dejó el desmantelamiento de la democracia local. Por eso su unción bastó para la sucesión de Nicolás. No fue una decisión del partido, no fue una decisión colectiva, fue una imposición del líder obedecida sin chistar. Por eso, los opositores siempre les hemos resultado incómodos, porque toda crítica a sus desmanes era entendida como un acto de desobediencia inadmisible, porque el poder para esta gente tiene que ser total, sin contrapesos, sin instituciones.

La incuestionable obediencia femenina chavista queda resumida en Cilia Flores, quien pasó de ser una de las abogadas del finado a ejercer muchos roles importantes en el Estado, pero tras la unción, progresivamente la redujeron hasta convertirla en la mujer de Nicolás, siempre detrás de él, sonriendo y en silencio. Nadie duda que detrás de cámara sea una de las personas más importantes del régimen y que toma decisiones, pero el mensaje comunicacional es que el que decide es él, es él quien manda y ella sonríe y obedece. Un pésimo mensaje para cualquier mujer.

Socios, no panas
La visita del presidente Raisi a Venezuela es un mensaje a EE.UU. En palabras del politólogo Luis Peche: “Reafirmándole que no están solos y que su amenaza se mantiene a tan sólo unos miles de kilómetros de su frontera”. Sin embargo, a pesar de las muchas carantoñas oficiales, el presidente Raisi no fue gentil en sus declaraciones conjuntas con Nicolás y limitó todo intercambio entre Irán y Venezuela a un asunto estratégico, cero hermandad, cero unidad. Por eso no importa cómo lo narre el poder, si consigues en una misma oración las palabras ‘mujer’ e ‘Irán’, piensa en Mahsa Amini, piensa en las miles de mujeres que valientemente han protestado por sus derechos civiles, que son vigiladas por cámaras de seguridad y cuyos derechos están supeditados a lo que determinen los teócratas que gobiernan esa nación. Las mujeres influyentes de Irán no usan velo.

 

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