Con los pies en las regionales – Jean Maninat

Por: Jean Maninat

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) puede cambiar de Secretario Ejecutivo, rotar la vocería entre los partidos que la conforman, ampliar el G4 y convertirlo en G2.0, retomar la calle con múltiples manifestaciones flash, lo que se le antoje; pero si no define una política para entrompar el año que se viene encima (más raudo que las gandolas de ACME cuando desembocaban del túnel para arrollar al desventurado correcaminos) seguirá evaporándose el valioso combustible de afecto opositor que le queda en el tanque.

Y, dicha política, no es otra que la de acordar un gran esfuerzo unitario para poner como prioridad en la calle la defensa de las elecciones de gobernadores en el primer semestre de este año, y en el segundo, las elecciones municipales tal como había anunciado el Consejo Nacional Electoral (CNE). Cualquier otro invento comicial  -por ejemplo, elecciones presidenciales adelantadas- tan solo contribuiría a crear ruido, distraer la atención con un pote de humo tricolor que le permitiría al gobierno escaparse, una vez más, de su obligación de realizar las elecciones pautadas constitucionalmente.

Al régimen ­-y a los poderes a su servicio- hay que acorralarlo con lo que más teme: los comicios regionales que quiere ir pateando hacia adelante a la espera de que la oposición salga a cazar libélulas tóxicas, que se pierda en la feria promocional de los “vete ya”, y que regrese cuando el CNE se haya vuelto a tragar la bolita mientras cada quien señala enojado una tapara diferente. La bolita estaba aquí, no allá, no acá… recórcholis Robin nos la birlaron otra vez.

El que parpadee pierde, el que se extravíe contemplándose en el espejo de una eventual elección presidencial anticipada pierde, el que siga soñando salidas androides con ovejas eléctricas pierde (perdón Philip K. Dick). El que insista en vender ungüentos mágicos pierde, el que hable para la gradería buscando aplausos indulgentes pierde. Al que se le derrita el raspado por estar señalando al sol… pierde.

En este momento, la obligación de la dirigencia opositora democrática es arrinconar al gobierno entre las regionales y la pared, que no pueda escapar, que no logre esconderle el bulto; colocarlo bajo los reflectores de la opinión pública internacional (es cierto, cada vez menos entusiasta con Venezuela, y llevando su Donald Trump a cuestas). El régimen querrá zafarse de esa tenaza -y tiene como-, por tanto cualquier distracción, cualquier nanoembelesamiento, sería terrible para el esfuerzo de recuperar la democracia.

No será tarea fácil. Por lo pronto, han renacido, en el seno de la oposición, los argumentos en contra de la participación electoral que creíamos superados gracias al contundente triunfo -electoral dicho sea… no tan de paso- del 6D/2015. (¡De dictadura no se sale con votos! ¿Con este CNE? ¡Si ganamos nos lo arrebatan! ¡El voto distrae de la lucha verdadera! Así repican las campanadas del llamado a rendirse electoralmente: rápidas y furiosas).

Habrá que convencer con argumentos a quienes tienen genuinas dudas, y ponerse el chaleco anticientocuarenta caracteres al abrir el tuiter. Pero si la fuerza renovadora emerge de las regiones, si se destapa la energía de los dirigentes locales en cada estado y municipio, si se les da vocería política en foros nacionales e internacionales, si la MUD asume como su política unitaria blindar su apresto organizativo y logístico -incluyendo primarias- para presionar masivamente al gobierno, entonces, el entusiasmo podría cundir de nuevo en el país, precipitado por una dirección política unificada y con los pies bien puestos en las elecciones regionales.

@jeanmaninat

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