Cualquiera tiene un aparatico celular. Cualquiera puede inscribirse en una red, con su nombre o uno inventado. Cualquiera puede escribir lo que se le pinte la gana, a sabiendas que la tecnología va mucho más adelante que la legislación y la lógica. Los idiomas son destrozados con impunidad. Todo se vale, todo se puede. Los mentecatos son minoría estadística, pero hablan más, escriben más, gritan más. Con patente de corso. Es el Reino del Fake de los Influencers.
La televisión, como la conocimos, va de capa caída. Los periódicos van camino a la extinción. La excusa es el ahorro de papel. Va quedando el único medio que sobrevive: la radio. Con sus más y sus menos, nadie ha inventado hasta hoy un reemplazo. Ella, la radio, ha sido usada, también, para bien o para mal. Pero tiene la fortuna de quedar tan al descubierto que lo impropio es detectado con prontitud, amonestado por los escuchas y condenado al destierro auditivo. Frente al micrófono en la radio, es casi imposible pasar agachado. Curioso, en un medio que apela a uno solo de nuestros sentidos -la audición- sin embargo a los mentecatos se les ven las (malas) costuras y las malas costumbres.
