Publicado en: El Nacional
Por: Javier Conde
En estos tiempos en que es necesario afincarse en la esperanza de todas las formas posibles, en seguir creyendo que el mundo y nuestra vida puede y merece ser mejor, es alentador y simbólico que un venezolano, menudo como corresponde a su oficio, nacido en Maracaibo y criado en Barquisimeto, de 38 años de edad, se haya impuesto en la 151 edición del célebre Kentucky Derby a lomos de un caballo purasangre que lleva por nombre, nada menos, que Sovereignty: Soberanía.
Fue una carrera magnífica. Junior Alvarado miró al cielo y agitó su brazo al cruzar la meta del hipódromo de Churchill Downs, en el sur de Louisville, Kentucky, después de recorrer la pista embarrada de dos kilómetros (una milla y cuarto, exactamente 2.012 metros) con tanta paciencia como inteligencia. A su lado, desplazado en los últimos metros en un remate épico, llegó Journalism, Periodismo, ganador del Derby de Santa Anita.
Alvarado es el cuarto venezolano que se impone en la también conocida como Carrera de las Rosas, el ganador recibe una guirnalda de 554 rosas rojas, además de un abultado cheque, aunque apenas 10% del monto de la ganancia total al primer lugar. En 1971, el país entero vibró con Cañonero y su histórico jinete Gustavo Ávila, que se impuso en dos de las primeras tres carreras de la Triple Corona de Estados Unidos. En 2022, el aragüeño Sonny León condujo a la victoria a Rich Strike y en 2023 ganó Javier Castellano con el caballo Mage.
Soberanía y Periodismo corrieron rezagados entre los últimos de la larga hilera de 19 caballos, como si fuera una foto de la salud democrática del planeta. Sus jinetes, y los propios purasangre entrenados a conciencia para una competencia de largo aliento, siguieron dando zancadas sin desmayo y esquivando el atropello de los que iban en la delantera hasta la entrada de la recta final. Entonces surgieron ambos, por fuera, alejados del tumulto, y dirimieron cabeza a cabeza, como si los estuviera narrando la voz emocionada e inconfundible de Aly Khan (Virgilio Cristian Decán, nacido en la calle Bolívar, de Ciudad Bolívar, el príncipe de la narración)… ¡y ganóóóó Soberanía!
Es impagable un grito como ese y en la voz de Khan, que murió en 2022, que nos lleva a un pasado que parecía promisor aunque con nubarrones. Esos dos minutos y dos segundos que duró la carrera –“los dos minutos más emocionantes de los deportes”, reza la promoción del Kentucky Derby–, que concluyó con la feliz victoria del venezolano Alvarado, atrapan mágicamente nuestro anhelo de que la soberanía conduzca los destinos de la patria y el periodismo, ahí pegado, nos ayude, sobre el barro de los días, a descifrar lo que ocurre. Soberanía y periodismo quizás sean los dos termómetros más fiables de la salud ciudadana, que están en el fondo ahora, acorralados, apenas visibles por acción y omisión. La carrera es larga y sigue siéndolo. Pero en dos minutos nos podemos emocionar y soñar.