Tonada de ordeño – Soledad Bravo

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Portada del disco

  En diciembre del año 1984, fui invitado por Soledad Bravo y Antonio Sánchez, para fungir de productor en un disco muy osado y ambicioso, que tenían planteado grabar en los Estados Unidos, en Nueva York. La idea era hacer un disco bastante ecléctico, con músicos provenientes del jazz y de la salsa neoyorquina, y entrar en un repertorio muy particular.

  La idea de Soledad era hacer la música que más le gustase. Así por ejemplo, quiso grabar “La última curda”, “Las tonadas de ordeño”, había de todo un poco en ese disco.

  Para grabarlo pues, me dedique a buscar músicos de primera línea. Jorge Dalto, nuestro queridísimo y desaparecido, gran pianista argentino, sería el responsable de los arreglos y de dirigir la banda. El bajista sería nada menos que, el gran bajista puertorriqueño Eddie Gómez, el mismo que hizo historia junto a Bill Evans. Airto Moreira se encargaría de la batería y de la percusión.  João Neto sería el guitarrista. Para algunos temas especiales invitaríamos a Yomo Toro. Tendríamos también a Nicky Marrero, a Ray Barretto. Una noche, recién llegados a Nueva York, nos topamos en un restaurant con Paquito D’Rivera, y aunque no estaba en los planes, le dijimos: Paquito, cáete mañana por el estudio, y también intervino en un par de temas.

  En ese repertorio de los temas que Soledad quería cantar, ya dijimos, ella quería hacer “La tonada de ordeño”. Entró al estudio con la guitarra y la interpretó. Después de habernos dejado a todos mudos, en silencio, por su exquisita interpretación, todos los músicos coincidieron en que ahí no había más nada que hacer, que eso había que dejarlo así, tal y como estaba. Soledad se sintió un tanto frustrada y le dijo a Eddie Gómez: mire esto para mí es como un blues, esta tonada que usted acaba de escuchar, es para mí como un blues. Yo quisiera que usted le hiciera algo.

  Entonces Eddie agarró su contrabajo, un contrabajo checo del siglo XVIII (para trasladarlo tuvimos que alquilar una inmensa limosina que conducía un chofer un tanto aparatoso, dominicano él) entonces se puso los audífonos y dijo solamente: bueno, vamos a darle.

  La había escuchado una sola vez, y esto que ustedes van a escuchar ahora, es la toma única que se hizo de ese tema con Eddie Gómez en el contrabajo. Después, Soledad le agregaría el cuatro, agregaría su segunda voz y  Jorge Dalto colocaría algunos colores con los teclados, mientras Airto Moreira llenaría eso de vientos, pajaritos y detalles percusivos.

  Quedó, a mi entender, una obra maestra.

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