La economía y la violencia, según Jaua

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  Siguiendo la tónica habitual del gobierno y de los chavistas, de echarle la culpa siempre a los demás eludiendo todo tipo de responsabilidad, el Ministro de Comunas, Elías Jaua, ayer en televisión declaró: “Los banqueros prófugos son los culpables de la escasez y la especulación”. Así de sencillo. “Ellos todos los días agarran una computadora, fijan el precio del dólar y unos indicadores que a ellos les da la gana”. A ver, si una persona con una computadora puede desestabilizar totalmente la economía de un país, el gobierno de ese país, entonces, es un gobierno extremadamente débil y frágil, y está apenas pendiendo de un hilo.

  Jaua explica su tesis: “En un contexto de país, donde la caída de los precios del petróleo ha perdido la mitad del ingreso de las divisas y frente a esa realidad de la merma de la divisas que le ingresan al país es muy fácil instaurar una matriz especulativa a través de esas plataformas tecnológicas”. La cita textual ya evidencia, además de un castellano precario, una evidente confusión en las ideas. Pero aceptemos que la caída de los precios ha complicado la situación. El gobierno no es responsable de esa caída, pero sí del mal manejo de Pdvsa. El Nacional:Desde hace 7 años PDVSA no ha podido recuperar los niveles de producción. Mientras en el 2008 PDVSA producía 3 millones 260 mil barriles diarios, en lo que va de año la OPEP asegura que solo salen 2 millones 720 mil. Analistas petroleros consideran que la estatal petrolera no ha escapado de la crisis económica que se vive en el país. “Pdvsa también está afectada por el acceso inoportuno de divisas”, dice el economista Orlando Ochoa.

  “En 2006 la deuda financiera de Pdvsa fue de 2,9 millardos de dólares, hoy supera 48 millardos de dólares”, según el economista Luis Oliveros: “Lo grave, es que el dinero no se usó para mejorar la producción sino que creció la nomina y sigue siendo la caja chica del gobierno”.

  Pero regresemos a las declaraciones de Jaua. También habló de las bandas que controlan al país. Leo en la reseña de Ultimas Noticias: Para Jaua estas bandas delincuenciales tienen mucho dinero y están vinculadas al paramilitarismo colombiano. Aseveró también que en algunos puntos están confluyendo sectores de la derecha venezolana con bandas criminales, nacionales y colombianas.”

  Para el gobierno todo, todo en este país lo maneja la oposición. De allí ese magnífico artículo de Laureano Márquez, donde afirmó que este es un gobierno de oposición. La oposición y sus viles aliados del paramilitarismo y la derecha mundial, que son los únicos culpables de nuestras penurias.

  Pero ya que tocamos el tema de las bandas, en El Nacional Javier Ignacio Mayorca publica un escalofriante reportaje al respecto: “12 megabandas se reparten en los 5 estados centrales del país. Las agrupaciones funcionan con liderazgos claramente establecidos, y con un cabecilla que es reconocido por todos los integrantes. Trabajan en un territorio especifico y entablan relaciones con cuadros medios de los cuerpos de seguridad, lo que de cierto modo les garantiza la impunidad.”

  Y la pregunta es inevitable: ¿si estas bandas están tan perfectamente identificadas, por qué las autoridades no las enfrentan y controlan? ¿Por qué esa reacción tan tardía en la Cota 905? ¿Qué pasó de verdad allí? En el diario Versión Final, en Maracaibo, leo a propósito de la Operación Liberación del Pueblo en su segunda etapa: “En el Zulia el reto es complejo para la lucha contra los criminales. Las mafias del narcotráfico y extorsión en Miranda y La Cañada arrecian con asesinatos y sicariatos. En Maracaibo los roba carros arruinan a familias, y los asesinatos ordenados por los líderes del retén El Marite no tienen freno. El Ministro del Interior, General Gustavo González López, lanzó un ultimátum con su ataque en la zona 905, en Caracas, que resultó en 17 hampones muertos y 134 detenidos. Ahora medirán fuerzas en la región. Hubo 70 asesinatos en 20 días en el Zulia.”

  ¿Fue un ultimátum lo de la Cota 905? ¿Ahora van a “medir fuerzas”? ¿Es en efecto una guerra entre iguales? ¿De qué se trata todo esto? Y, hablando del sicariato, perturba esta cita en El Nacional: “Los delitos predilectos por estos delincuentes son el secuestro, la extorsión, los robos de grandes dimensiones y el sicariato “como actividad comercial”.

  En medio de la miserable, cruenta e imperdonable violencia que vivimos, se agradece la aclaratoria, no vaya a pensar la víctima que el sicario le asesina por algo personal. Es tan sólo una “actividad comercial”.

 

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