Jean Maninat

Disclaimer – Jean Maninat

Por: Jean Maninat

Para Cate, (y pensar que ella nunca lo leerá).

Hay una fascinación con Australia, un continente lejano, peculiar, de formas bruscas y llanas. Según el lugar común (esa forma primaria del pensamiento) es tierra poblada de canguros que saben boxear y aborígenes amamantados con esteroides, dados a las morisquetas y los golpes en el pecho. En toda marinería  que se respete, habrá un australiano beodo y mal hablado. Down Under, la denominan sus pares anglófonos, (allá abajote, en traducción libre y disparatada).

Los Bee Gees fue el primer grupo de rock australiano (los hermanos Gibb en realidad eran británicos) en invadir el mundo disco-pop: tres grandulones barbudos que cantaban como niñitos para que Travolta y Stallone se lucieran a su manera. (Yes, no bravura por favora, ha sido uno de los más populares grupos musicales del rock). Luego le tocó a un vengativo y psicótico justiciero recorrer solitario los caminos de Australia en la distópica Mad Max con Mel Gibson al comando de una chatarra turbo y una .357 Magnum en la pistolera. Y faltaba más, Crocodile Dundee, el mejor, en manos de Paul Hogan, especie de superhéroe cuchillo en mano, especialista en hierbas, en medicina curandera, serpientes venenosas y chicas citadinas a la búsqueda de una pasión sin higiene ni desodorantes. Raw, baby, raw.

Y luego, remando desde down&under, arribó el gran balsero de oro, Keith Rupert Murdoch, el magnate de los medios de comunicación, émulo del Ciudadano Kane, -mejor dicho, émulo de sí mismo- y tomó el Imperio por asalto, se adueñó de la agenda conservadora, puso y quitó políticos, y agrandó su imperio comunicacional de manera arrolladora, mientras coleccionaba matrimonios, (aquí no juzgamos, faltaba más).  La fabulosa serie de televisión Succession habría sido inspirada en sus quehaceres, los quebraderos de cabeza de sus vástagos por sucederlo y su infinita capacidad para jugar con ellos como juega el gato maula con el mísero ratón. Solo los guionistas de la serie saben la verdad, pero cualquier parecido con la realidad es meramente intencional.

Y como si fuera poco, inagotable, Australia le depara hoy al mundo su mejor producto de exportación tradicional, la extraordinaria Cate Blanchett, única en su perfección perfecta, (hasta su voz en off es sublime) y si no nos cree, haga su primera, segunda o tercera promesa de año nuevo, realice lo imposible por cumplirla y dese el mejor de los regalos con el que comenzar un año desde que se oficializó el calendario gregoriano: busque, encuentre y vea la serie de televisión Disclaimer con… 

 

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