Por: Jean Maninat
El torbellino anarco-liberal tomó posesión de la presidencia de Argentina en un acto bien peinado, sin sudor corriendo rabia abajo, más bien simpaticón, sin grandes aspavientos republicanos, dándole la espalda a un Congreso que será su peor dolor de muelas en los cuatro años de mandato que tiene ahora por delante. Fue un acto de rigor, con entrega de banda e intercambio de sonrisa del saliente presidente Fernández y la presencia de la vicepresidente saliente Cristina Kirchner, a quien como a Drácula matan en una película y aparece en la próxima como si nada.
Incluso hubo momentos de altura, de buenas formas republicanas, y pudimos ver (perdón, visionar) un discreto, pero ameno, diálogo entre la reina madre de la casta y su implacable ejecutor, Milei el bárbaro, alrededor de la empuñadura del bastón de mando que portaba -sin saber mucho qué hacer con el objeto- y que ahora se sabe que tiene grabadas las figuras de sus cinco mastines, Milton, Murray, Robert, Lucas, y el finado primigenio Conan, clonado para dar vida al clan perruno. Se imagina uno el diálogo entre los dos archirivales: ¿Che, presidente, muerden? ¡Pero no…solo a las zorras que entren al gallinero!
Pero, el discurso de toma de posesión tuvo innovaciones, llamativa la de darlo frente a las “masas” -ahora libertarias- dándole la espalda al Congreso de la Nación, como quien augura que gobernará así: de espaldas al órgano legislativo donde está en franca minoría. Las masas -ahora libertarias- lo escuchaban extasiadas, pidiendo motosierra y policía, cuando les cayó del cielo la oferta de más hiperinflación, más pobres e indigentes, incluso estanflación, “pero no es algo muy distinto a los últimos 12 años. Este es el último mal trago para comenzar la reconstrucción de la Argentina”, dijo el recién investido. Tomo y obligo, mándese un trago…
Como en todo discurso de raigambre milenarista, luego de tragarse la ardua pócima vendrá la recompensa y comenzará, “… una nueva era en Argentina, una era de paz y prosperidad, una era de crecimiento y desarrollo, una era de libertad y progreso”. Una era, sí, así como se lee. (Extenso período histórico caracterizado por una gran innovación en las formas de vida y de cultura. Era de los descubrimientos. Era atómica. Según definición del Diccionario de la lengua española). Se equivocan los tontos, estamos hablando del fundador de una era. De manera tal que, este es un comienzo, un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad. ¿Serán cuatro años suficientes para detonar este nuevo Big Ban argentino? ¿No haría falta la reelección inmediata? Veremos.
Entre las primeras medidas que tomó el presidente Milei, fue firmar un
Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que derogó una norma establecida por su ahora socio, el expresidente Macri, que impedía designar familiares directos en la administración pública. El objetivo ha sido nombrar a su hermana, Karina Milei, al frente de la Secretaría de la Presidencia de la Nación. ¿Un nombramiento en modo de casta? Vamos, para bailar tango hacen falta dos, así sean de la misma familia. ¿O no?