El Niño de La Pedrera cumple 40 años - Mari Montes

El Niño de La Pedrera cumple 40 años – Mari Montes

Miguel Cabrera cumple 40 años y sigue disfrutando el juego, así cómo cuando era «El Niño de La Pedrera», en su natal Maracay.

Publicado en: El Extrabase

Por: Mari Montes

En el Opening Day en Detroit, último “Home Opener” en Comerica Park, en El Extrabase nos dimos a la tarea de conversar con algunos fanáticos de los Tigres, eligiendo a los que vestían jerseys con el número “24” y el apellido “Cabrera”.

Entre el grupo consultado, había una pareja “adulto contemporánea”, como dirían en argot publicitario.  Ambos hablaron de sus momentos favoritos, desde que Miguel llegó  a La Ciudad del Motor, en 2008. No se quedaron con una hazaña en particular, dueños de recuerdos de decenas de batazos y jugadas que se tradujeron en incontables alegrías.

Cuando él terminó de enumerar batazos, dobles,  rememorar la emoción de la temporada de la Triple Corona, los títulos de bateo, la Serie Mundial, y los trofeos de Jugador Más Valioso, su esposa agregó que, además de todo eso, ella le daba las gracias por lo feliz que había sido su hijo, que iba con ellos desde  niño, y  comenzó a interesarse por el béisbol y se convirtió en gran fanático de los Tigres, por Miguel Cabrera. Dicho esto, nos comentan que su hijo está ahí. Me hizo gracia al verlo;  a quien imaginaba un adolescente, era un hombre de unos 25 años, acompañado de su novia. Era una familia emocionada y feliz por poder enviarle mensajes de afecto y agradecimiento por todo el béisbol que les dio y les dará este 2023.

Cuando Miguel llegó a los Tigres, este joven tendría unos 10 años, ciertamente, como nos dijo su mamá “creció viendo a Miggy”. Lo comparé con Daniel (Álvarez), que acababa de hablar con él y también era un niño cuando comenzó a seguir a Miguel Cabrera.

El Niño de La Pedrera cumple 40 años - Mari Montes
Julio de 2007: Daniel Álvarez (izquierda) y Miguel Cabrera (derecha), Roger Dean Stadium, Jupiter, FL.
Cortesía: Tommy Hutton Baseball Academy.

Contrario a la frase que cantaba Carlos Gardel “Que 20 años no es nada…”, al repasar la carrera de Miguel, como brevemente lo hicieron nuestros entrevistados, es difícil enumerar todo lo que ha hecho, entonces vuelve a cobrar sentido el tango, porque pasó muy rápido, porque parece que fue ayer cuando debutó. Han pasado 20 años y ha pasado mucho, aunque quisiéramos más.

Del extenso palmarés de Miguel se ha escrito bastante, particularmente perdí la cuenta de las veces que le he dedicado un texto, o un comentario en la radio, desde la primera vez que lo vi, en aquel juego benéfico que organizó Omar Vizquel para contribuir a reconstruir una preescolar que había quedado destruido en el deslave de Vargas ,en diciembre de 1999. El juego fue en enero de 2000, Miguel no había cumplido 17 años. Recuerdo apenas saludarlo cuando me lo presentó Omar, yo estaba como anunciadora en ese juego. “Cabrerita”  llamaba la atención, ya había firmado con los Marlins, ya había sido noticia en las páginas deportivas, era un gran prospecto.

El Niño de La Pedrera cumple 40 años - Mari Montes
Barajita Topps de Miguel Cabrera, año 2000.
Cortesía: El Extrabase

Debutó en 2003 y como sabemos, el primer juego lo decidió con jonrón para dejar en el terreno a los Devil Rays de Tampa, en el Pro Player de Miami. El final de esa temporada , en la Serie Mundial, fue clave para derrotar a los Yankees, recordando como un pico de emoción, aquel turno contra Roger Clemens, que terminó vencido por el chiquillo que no se dejó amedrentar por él, que al paso de un pitcheo cerca le devolvió una mirada que antecedió lo que pasó después, cuando lo que devolvió fue la pelota, a las gradas.

En diciembre de ese año, lo entrevisté en la casa de Oswaldo Guillén, que había invitado a un grupo de jugadores a su casa, una tarde de hacer hallacas. Ibis, la esposa de Ozzie, me había invitado porque Miguel iba a estar ahí y habíamos hablado de mi interés por entrevistarlo, para la radio y para un trabajo especial que luego salió publicado en el vespertino El Mundo.

‘Ozzie’ nos acompañó al patio del jardín trasero de la casa, que tiene una vista bellísima de Caracas. Nos dijo para sentarnos debajo de una cabeza de un Miura inmenso que le había brindado un torero importante en una corrida. Siempre recuerdo que nos dijo: “Quien se sienta debajo de ese toro, tiene suerte”. El titular del periódico fue: Miguel Cabrera Presidente.

Tenía 20 años, hablamos básicamente de pelota. Miguel parecía que tenía tiempo jugando en las Grandes Ligas, hablamos del jonrón a Clemens y de algo que fue lo que originó el titular, de su sueño de dejar en alto el nombre de Venezuela, que su familia estuviera orgullosa de él y que él pudiera ser alguien que uniera a todos los venezolanos. No existe el archivo digital, pero en la hemeroteca debe estar esa entrevista. Desde entonces, como todos los que escribimos o hablamos de béisbol, he visto a Miguel convertirse en esa leyenda que está en su última campaña.

Sus números en el béisbol están a la disposición en todos los portales especializados, cada vez que toma un turno se acerca o deja atrás a otra figura legendaria de la historia.

Lo hemos visto crecer;  desde aquel chamito candela de Maracay, impetuoso, irreverente, rebelde, atrevido;  ese mismo que cometió errores y  corrigió el rumbo para volver al camino que recorren los que dejan huella y trascienden.

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Mari Montes, Miguel Cabrera y Daniel Álvarez. Joker Marchant Stadium, 2 de marzo de 2023.
Cortesía: Tom Hagerty.

Ahora lo vemos disfrutando en familia, con su esposa Rosangel y sus hijos, divirtiéndose con ellos, acompañándolos en sus actividades, orientándolos, como un papá cualquiera, aunque tenga 3 mil hits y 500 jonrones, con los mismos deseos de cualquier padre, que sus hijos crezcan sanos, felices y sean mujeres y hombres de bien;  siempre atento con sus padres, en especial con Gregoria, su mamá, que no deja de darle la bendición, como hará hasta siempre.

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Miguel Cabrera y su familia.
Cortesía: Tigres de Detroit.

Entre innings, entre un batazo y otro, pasó  de todo y  Miguel está cumpliendo  40 años de edad; un señor grande hasta que se pone el uniforme y se divierte como un niño; el niño aquel de La Pedrera, el niño que no ha dejado de ser.

 

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