¡Fuera lastres! - José Ignacio Rasso

¡Fuera lastres! – José Ignacio Rasso

Qué debe hacer la sociedad civil cuando necesita de los partidos políticos para ser representada, pero la mayoría de ellos están cargados de lastre, comercializan lastre y se venden por lastre.

Publicado en: La Lista

Por: José Ignacio Rasso

Durante los siglos XVIII, XIX y principios del XX, las embarcaciones provenientes de Francia venían cargadas de tejas como “carga de retorno” o mejor conocido como “lastre”.

Cuando llegaban al puerto de Veracruz descargaban el lastre para regresar a Europa cargados de cientos de mercancías valiosas para ser comerciadas en el mercado europeo.

Ese lastre servía como peso y se colocaba en la embarcación a fin de variar su centro de masas y su estabilidad.

En muchas ocasiones, el lastre se trataba de tejas que de ser carga de retorno se convirtieron en un producto que se popularizó, principalmente, alrededor de la Península de Yucatán. Las tejas de Marsella.

Sin el concepto del lastre en la navegación no se hubiera podido llegar a destinos lejanos ni se hubieran logrado comerciar las mercancías. Son esas cargas quizás, un mal necesario.

La política no está exenta de comerciar y cargar con lastres. Morena por ejemplo, no es una embarcación cargada de mercancías valiosas, productos de calidad o sedas refinadas; es un buque que almacena todo tipo de lastre que ha recolectado en cada puerto que toca, en cada negociación oscura, en cada sobre amarillo y en cada una de las malas decisiones que toma el actual gobierno. Son el lastre más costoso en la historia del país.

Así se han hecho de expriistas, líderes sindicales, grupos de choque, oportunistas, incompetentes, delincuentes, corruptos y una lista de lastres que hoy pesan más que la embarcación que tratan de mantener a flote.

La pregunta ante el evidente naufragio que se avecina es: qué debe hacer la sociedad civil cuando necesita de los partidos políticos para ser representada, pero la mayoría de ellos están cargados de lastre, comercializan lastre y se venden por lastre.

Porque me parece que es un error que los ciudadanos asuman y carguen con el lastre de los partidos políticos. Con el estigma, la sombra de sus movimientos oscuros, la cola larga en la que se enredan sus palabras, las posiciones convencieras frente a los cambios en la Constitución o la protección de sus curules, privilegios y cúpulas.

¿Cómo equilibrar los pesos de la mercancía que si es valiosa cuando el lastre de los partidos políticos es necesario para equilibrar una embarcación, para no voltearse en su travesía y poder llegar a puerto?

¿Debe cargar la sociedad civil con una oposición que busca blindarse frente al Tribunal Electoral para seguirse manejando como una comercializadora de lastres?

¿Debe cargar la alianza opositora con el PRI cuando el caballo está enfermo, con los tobillos rotos y habría que sacrificarlo?

¿Son el resto de los partidos políticos lastre, mercancías valiosas, navegantes experimentados o tan solo unos piratas expectantes?

No olvidemos que las tejas de Marsella, a pesar de ser concebidas como lastre, se convirtieron en ese trazo que hoy dibujan los tejados y las postales de los estados de Veracruz, Campeche y Yucatán.

Me parece que actualmente enfrentamos una realidad muy distinta a diferencia del lastre del siglo XVIII, hoy la vida pública y política de México, lejos de ser un peso que nivela la embarcación, nos está hundiendo a todos. Fuera lastres.

 

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