Más raíces que bienes – Ariel Segal

Publicado en: Blog personal

Por: Ariel Segal

La declaración de Trump de encargarse de la reconstrucción de Gaza deportando a los más de dos millones de palestinos y así convertirla en un futuro resort frente al Mediterráneo ha sido interpretada como un disparate por algunos y una propuesta seria para otros.

Al fallecido ministro de Exteriores israelí, Abba Eban, se le atribuye la frase de: “Los árabes nunca pierden una oportunidad de perder una oportunidad”, cuando se refirió a la negativa de los países vecinos de Israel de no aceptar el plan de partición de la Palestina británica en 1947 en un estado judío y otro árabe.

Diplomáticos israelíes evocaron esta frase tras los tres «noes” de la Liga Árabe en Jartum, Sudán, en 1967, luego de que Israel conquistara Cisjordania y Gaza: «no a la paz, no al reconocimiento de Israel y no a las negociaciones” y luego en 1978 al recordar la oposición palestina a los Acuerdos de Camp David entre Israel y Egipto.

 

SADAT, CARTER, BEGIN. ACUERDOS DE CAMP DAVID.

Tras los Acuerdos de Oslo de 1993, el proceso de paz fracasó cuando el líder palestino Yasser Arafat rechazó la oferta del primer ministro Ehud Barak de establecer un Estado palestino en más del 90 % de Cisjordania, toda Gaza y Jerusalén oriental. Los árabes en general y los palestinos, en particular, perdieron varias oportunidades de soberanía en Cisjordania y Gaza por su obsesión a destruir a Israel más que a la construcción de un estado propio.

Ningún judío puede, éticamente, sopesar la «propuesta” de Trump sabiendo que los israelíes, incluso en los momentos más dramáticos de la supervivencia, nunca contemplaron marcharse de su hogar. Para Israel, aceptar esta propuesta sería una traición moral a los valores judíos y a la democracia. Los judíos sabemos, por experiencia propia lo que significan las expulsiones: desde las ordenadas por los reinos europeos en la Edad Media, hasta la “zona de asentamiento” creada por Catalina la Grande en 1791 para restringir a los judíos en Rusia; y la de una Alemania nazi «Judenfrei” (libre de judíos), entre otras.

Debe quedar claro a todas las partes en conflicto y a los interesados en la paz en el Medio Oriente: el enemigo en Gaza es Hamas y a ellos puede Trump deportarlos, pero nunca a la población civil. Gaza es su hogar y por lo tanto la resolución del conflicto palestino-israelí no se resuelve como un tema bienes raíces si no con plan para garantizar las raíces de dos pueblos con derechos históricos sobre un territorio.

EX MINISTRO DE RELACIONES DE ISRAEL SHLOMO BEN AMÍ REFLEXIONA SOBRE CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ EN NOVIEMBRE 2024.

 

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