Por: Jean Maninat
La astucia de la razón puede ser socarrona, un espíritu burlón engendrado por Hegel y Lilli Marleen a la salida de un cabaret, champaña en mano. Cuando todo el planeta esperaba ansioso el encontronazo inicial entre el presidente Trump y cualquiera de sus archienemigos -escogidos a dedo por él mismo- el showdown inaugural fue con quien no figuraba ni de lejos, ni de cerca, ni del medio en las listas de las casas de apuesta londinenses: el presidente Petro de Colombia, el X más rápido del Oeste latinoamericano.
La historia ya es conocida: en Colombia las autoridades esperaban, en horas de la madrugada, dos aviones con ciudadanos colombianos deportados de los Estados Unidos. A eso de las 03:41 el presidente colombiano desenfunda y comienza a disparar por X (no se sabe si desde la cintura o desde la cama, vista la hora), desautorizando la entrada de aviones norteamericanos con migrantes colombianos y exigiendo un protocolo de tratamiento digno a los deportados antes de ser recibidos por las autoridades del país. (Los pasajeros venían esposados como delincuentes). El infierno estalló.
Los altos funcionarios colombianos se enteraron por las redes y entraron en modo “apagar el fuego y controlar el daño”, ya el viejo conocido de regreso al barrio, el presidente Trump, había amenazado con subir los aranceles a los productos colombianos en un 15% de abreboca y aumentarlos a un 50% de no ser aceptados sus términos. Del lado opuesto del OK Corral, el presidente Petro respondió amenazando replicar el envite, 15% en la primera mano, 50% en la segunda. La mesa estaba servida para una guerra de aranceles donde solo Colombia saldría perdiendo. Los operadores de Casa de Nariño controlaron el fuego, y sendas declaraciones confirmaron el desembarco de los extrañados. La prensa internacional, según los gustos, adjudicó el título de ganador y perdedor como si de una trifulca de patio colegial se tratase, cuando se trataba de una descarga emocional que pudo haber sido letal para la economía del más pequeño de los ahora contendores.
Ciertamente, el affaire tiene un aire de matonismo del más grande con el más pequeño, la reedición del enfrentamiento secular entre David y Goliat. Solo que el David de marras no blandió una honda certera para defenderse, sino una lira para cantarse y celebrarse a sí mismo, un ejercicio de autoalabanza, un viaje al centro del ego donde el YO suplantaba al nosotros de una nación amenazada con rigores económicos arbitrariamente impuestos. Una buena parte de los 18 párrafos que envió por X el presidente Petro al presidente norteamericano en su catarsis de madrugada, se referían a sí mismo en tono laudatorio. Veamos algunos…
Para comenzar aclara, “Trump, a mi no me gusta mucho viajar a los EEUU, es un poco aburridor, aunque confieso que hay cosas meritorias, me gusta ir a los barrios negros de Washington, allí vi una lucha entera…entre negros y latinos que me pareció una pendejada porque deberían unirse”. Un poco de turismo social redentor para combatir el aburrimiento que causan Nueva York, Los Ángeles, Chicago, San Francisco en el monstruo del Norte. Reclama llevar la misma sangre de los luchadores anarquistas italo-americanos Sacco y Vancetti nacidos uno en el sur y otro en el norte de Italia, “Confieso que Sacco y Vancetti, que tienen mi sangre…son memorables y les sigo”. Se compara con Allende,“Puede con su fuerza económica…intentar un golpe de estado como hicieron con Allende. Pero yo muero en mi ley, resistí la tortura y lo resisto a usted”.
Se considera el último de los Buendía, “Colombia es el corazón del mundo…es la tierra de las mariposas amarillas, de la belleza de Remedios, pero también de los coroneles Aurelianos Buendía, de los cuales soy uno de ellos, quizás el último”, (sorry Netflix , te saltaste esta). Anuncia su consustanción mística con el pueblo y la humanidad entera, “Me matarás, pero sobreviviré en mi pueblo…Túmbeme presidente y le responderán las Américas y la humanidad”. Y una extraña agresión a los ancestros del presidente norteamericano, “Yo levanto una bandera… que es la dignidad de América, que su bisabuelo no conoció, y el mío sí, señor presidente inmigrante en los EEUU (¡!). Y para cerrar, ya en ánimo bucólico manda a su gente a trabajar en el campo, “Que nuestra gente siembre maíz que se descubrió en Colombia y alimenta al mundo”. Cambio maíz por energía fósil.
Pero seamos justos, no todo fue discordia y enfrentamiento, ya al inicio de la misiva electrónica tiene un gesto cordial, de altura civilizada con el inquilino de la Casa Blanca, “Quizás algún día, junto a un trago de Whisky que acepto a pesar de mi gastritis, podamos hablar francamente de esto”…