Yo soy Leonardo Padrón – Claudio Nazoa

Por: Claudio Nazoa

Plagio significa presentar la obra de otro como si fuera propia. Si este delito es descubierto, expone a la humillación pública a quien lo comete. Cualquier pendejo no puede ser plagiador. Hay que poseer un talento especial. Quien plagia, lo hace, generalmente, porque admira profundamente al plagiado.

En literatura, por ejemplo, quien plagia debe saber escribir para engañar al lector y adjudicarse la autoría.

El plagiador no es necesariamente un estafador. Es un artista que se auto engaña haciéndose creer que inventa lo que copia, aunque en el fondo siente miedo y frustración de que se descubra su farsa. El plagiador envidia al creador original. El origen de la envidia es, en el fondo, una profunda admiración. Algo como “¡maldita sea! ¿Por qué no se me ocurrió a mí? ¿Por qué yo no soy él?”.

Enamorado, escribí este maravilloso poema inspirado en una de las mujeres más bellas, inteligentes y útiles que hayan nacido en Venezuela.

Yo tengo una novia que llueve en el desierto/ que dice búscame en la prosa /que ensaya ángeles en la voz/ y duerme meses en la noche./ Yo tengo una novia sin gatos ni maquillaje,/una mujer en pleno pecho,/una dama de última hora,/un acontecimiento universal en la sonrisa,/una prisa que rompe las despedidas./Yo tengo una novia una manera un olor/un viernes un hoyuelo/una risa que es mi novia./Yo tengo una novia con estambre en los ojos,/una novia teléfono, una novia twitter, una novia blackberry,/una novia con peperoni, una novia en las cotufas,/una novia que toca el cielo sin hablar,/que baila sobre las vocales/que canta cuando se moja./Yo tengo una novia que no llora en el amor/ni grita entusiasmos y bienvenidas./Es la novia errante, la novia zapatos de goma,/la novia volcán./Yo tengo una novia./La novia última de todas las veces./La mejor de todas las novias./Y aquí la coloco definitiva y con ventanas/en la palabra amén.

¿Les gustó? Pues he de confesar, con rabia y envidia, que este poema no lo escribí yo. Es autoría del gran poeta Leonardo Padrón, pero pudo haber sido mío de no ser porque él lo escribió primero. Para completar mi frustración, se lo dedicó a mi heroína: la talentosa, asombrosa y hermosa, Mariaca Semprún, su novia.

¿Tengo o no tengo razón para que me carcoma la envidia y me provoque plagiar lo que Padrón tiene y escribe?

¿Se dieron cuenta de lo bien que ha quedado este artículo? Hay una trampa: no fue escrito por Claudio Nazoa porque hoy, a Claudio, lo plagié yo, Leonardo Padrón.

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