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Hijo de gato caza ratón, suelen decir ¿verdad? Pues la historia que vamos a conocer ahora es exactamente lo contrario. La hija de este gato no cazó ratones.
Estamos hablando de una joven, estamos hablando de una mujer muy bella, hija de un Conde George Gondor Bayron. George Gordon Bayron pasa a la historia como uno de los grandes poetas de la lengua inglesa, nada menos que Lord Bayron. Su hija Ada Lovelace es fruto de la unión de Lord Bayron con una intelectual muy reputada de la época Annabella Milbanke, pero ellos se separan al poco de que nazca Ada y entonces resulta que se separan y la madre no quiere que Ada sepa nada del padre.
De hecho Lord Byron se va de Inglaterra y no regresa más nunca. Y entonces le empieza a esconder libros de poesía, libros de literatura porque por nada del mundo quería que su hija fuese poeta. De ninguna manera la hija de ese gato cazaría ratones.
¿Y en qué terminó Ada Lovelace? Pues Ada Lovelace terminó entonces en lo que se podía llamar el extremo contrario, nada menos que en el mundo de las ciencias, en el mundo de las matemáticas. Y lo increíble, es que estamos hablando entonces de la primera mujer a la que la llamaban poéticamente “Encantadora de Números” la primera en hacer un software. Pero estamos hablando obviamente del siglo XIX.
Dice acá una nota que leo en la BBC:
Ella fue la primera persona en crear un programa de computador. Lovelace nunca conoció a su padre, quien murió en Grecia en 1832.
En la Inglaterra victoriana, los navegantes, arquitectos, ingenieros y banqueros usaban tablas matemáticas que eran calculadas por unos empleados a quienes se les llamaba «calculadores». Eso implicaba que tales tablas estuvieran a merced del error humano. Era también una época en la que los caballeros que no eran del clero, políticos o militares a menudo se dedicaban a las ciencias, pero nadie era profesional en esta materia: de hecho, la palabra «científico” solo fue acuñada en 1836.
Es en este sitio donde la Condesa Byron pues empieza a destacarse, dice:
Uno de esos caballeros que se dedicaban a la ciencia era el matemático Charles Babbage quien, habiendo notado los aprietos provocados por la inexactitud de esas tablas matemáticas, había creado una «máquina diferencial», una calculadora que funcionaba usando adiciones puras.
Lovelace y Babbage se conocieron cuando ella tenía 17 años y empezaron a intercambiar grandes volúmenes de correspondencia y cimentaron una amistad que duraría toda la vida.
En 1842 un ingeniero italiano, Louis Menebrea, publicó un artículo en francés sobre los principios de otra máquina que Babbage había propuesto hacía ocho años, pero que no había entusiasmado a sus compatriotas: la «máquina analítica».
En contraste con la «máquina diferencial», la nueva podría llevar a cabo varias funciones, como adición, sustracción, multiplicación y división, y su diseño tenía muchas de las características de las computadoras modernas.
Lovelace fue quien tradujo el escrito. Trabajó sin cesar durante nueve meses y el resultado llegó con un valioso apéndice.
El texto estaba acompañado de largas notas que denotaban un nivel de comprensión que ni el mismo Babbage había logrado. De hecho, quedó tan impresionado que la apodó «La encantadora de números».
Sus logros son aún más sorprendentes cuando se tiene en cuenta que hizo todo eso sin una computadora en la cual experimentar»
No cazó ratones sino números, ya en el siglo XIX a ella le corresponde la creación del primer software.