El éxito de un fracaso – Irene Vallejo

Publicado en: Milenio

Por: Irene Vallejo

La invención de la imprenta transformó el mundo, expandiendo las rutas del saber hasta límites jamás imaginados. El estudioso Marshall McLuhan popularizó esta idea al hablar de la “galaxia Gutenberg”. Menos conocida es la historia del propio Gutenberg, un relato asombroso que contradice nuestra triunfal mitología del emprendedor.

Aquel minucioso orfebre y tallador de piedras preciosas dejó de cincelar joyas para esculpir letras. En una época en que los libros se difundían lentamente a través de copias manuscritas, Gutenberg inventó un sistema veloz y revolucionario de impresión mediante tipos móviles. Fundió por separado las letras del alfabeto y encontró un modo eficaz de componerlas en líneas y sujetarlas. Como plancha de impresión adaptó una prensa de uvas. Con su máquina novedosa, se embarcó en el ambicioso proyecto de imprimir una Biblia en dos tomos. Sin embargo, los enormes costes lo arruinaron. Incapaz de afrontar las deudas, justo cuando la Biblia se imprimía por fin, se vio obligado a ceder todo su equipo a su patrocinador financiero. El acaudalado Johann Fust continuó el negocio sin él, recibió una lluvia de encargos y multiplicó su fortuna, mientras Gutenberg murió empobrecido. La imprenta cambió el rumbo de la historia y fue un gran negocio, pero no hubo final feliz para el emprendedor: el inversor triunfó a costa del inventor.

 

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