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Ya se ha hecho costumbre hablar de la escasez. Por ejemplo, de la Harina Pan, el aceite, el azúcar, la leche. El otro día hicimos un programa sobre la escasez y sobre cómo se estaban poniendo de moda los mercados a través de Amazon, para que le trajeran, puerta a puerta desde Miami, un mercado a una persona aquí en Venezuela. El colmo, ciertamente. Ese día descubrimos, por ejemplo, que ya son muchos los caballeros que se afeitan dos veces a la semana, afortunadamente el rostro barbado está de moda. Pero como hay escasez no se pueden afeitar con regularidad, no hay hojillas. Ya habíamos comentado, con mucha indignación e impotencia, cómo empezaron a producirse los primeros fallecimientos por falta de medicamentos para el cáncer. La situación del país es tan crítica que ya ni siquiera hay anestesia para sacarnos las muelas, para trabajos odontológicos. Estamos a la primitiva, a la brava. Esto lo leo en El Universal de hoy: Falta de insumos limita extracciones, tratamientos de conducto, limpiezas y eliminación de caries. No se consiguen sondas, resinas, acrílicos, flúor, suturas, ni material de obturación, entre otros.
Uno lee esto y siente que el país se quedó como flotando a la deriva, como en aquella novela de Saramago donde un pedazo de país se quedó flotando en el océano; como si ya no formáramos parte del mundo contemporáneo, ni siquiera de nuestro continente, y fuéramos sólo un país dejado a la deriva, a la buena de Dios. ¡Ya ni siquiera anestesia hay!
En medio de este cuadro terrible, leo a Rangel, con el cinismo que le caracteriza, afirmando que “no es cierto que el país se aproxime a un colapso económico”. Esto lo dijo en su programa de ayer, según datos de la encuestadora Hinterlaces. (Uno a veces tiende a imaginar que Rangel habla con Schemel y le dice, necesito una noticia buena para el domingo y allí elaborarán algo). Lo curioso es que Rangel dijo eso ayer cuando tuvo de invitado a Luis Vicente León, quien dio un cuadro precisamente contrario explicando cómo el país se ha desbaratado por completo y estamos ya en una suerte de bancarrota. Pero en el Diario Vea, lo que destacan es: “Luis Vicente León afirmó la oposición está dividida tras hechos violentos en el país”. Y es cierto, tras “la salida” y “el diálogo” se produjo una fractura que siempre criticamo. La oposición, lo advertimos, parecía haber caído en un falso dilema.
A propósito de esto, el editorial de Tal Cual de hoy dice -y quiero citar a Fernando Rodríguez-: “Antonio Ledezma declaró en días pasados, que era hora de que la oposición se dedicase, en aras de robustecer su unidad, a hablar claro, clarito y sin tregua hasta llegar a una política común. Ramón Guillermo Aveledo, por su parte, dijo que proteger y renovar la unidad era siempre tarea primordial para todos los que adversan a este Gobierno. Al parecer hay buen viento para esa conversación esencial, necesaria. Sería conveniente que otros líderes se pronunciaran al respecto, por ejemplo, Capriles y López. Nosotros pensamos que no es por azar que hoy se plantee ese objetivo, la coyuntura pareciera propicia.”
Ciertamente, el momento coyuntural terrible que está viviendo el país en lo económico, pero también en lo político, obliga a que la oposición hable de nuevo con una voz coherente, sensata, que sea una, en medio de la diversidad, ante los diversos problemas del país. En este contexto, leo a Capriles citado en El Universal: “Carta de Giordani es prueba de corrupción en el Gobierno”. Claro que es prueba de corrupción. Cómo es que todavía estamos sufriendo el desajuste que viene del año 2012, ya Giordani confesó que el gasto público se exacerbó, precisamente, para poder garantizar la victoria electoral de Hugo Chávez. Allí hubo corrupción. ¿Eso no se va a investigar?
Leo en El Nacional que “9 millardos de dólares le debe el gobierno al sector privado, según Fedecámaras”. Pues bien, el mismo señor Giordani había dicho, mucho antes de su famosa carta, que vía Cadivi se habían ido 20 mil millones de dólares en empresas de maletín.
Señores del Gobierno, señora Contralora, señora Fiscal, ¿tendrán la fineza, por favor, de revelar esos nombres y de atacar de una vez por todas el problema de la corrupción?
Cuando Maduro llama a los empresarios privados a que traigan los dólares que tienen en el exterior, ¿qué tal si empieza por esos 20 mil millones de dólares que su Gobierno permitió se fugasen en esa corruptela escandalosa que fue Cadivi? Por algo hay que empezar, ¿no?
Un comentario
Con semejante mafia en la cúpula del gobierno, Contraloría, Defensoría y Fiscalía será imposible que algún dia veamos justicia en los casos de Cadivi.