Las guerras limpias

Por: Alberto Barrera Tyszka

     Yo esperaba un poco más de valor. Algo como colocar las esféricas sobre la mesa y decir: “Es cierto. Puse la torta”. Pero la rueda de prensa de Juan José Caldera fue otra cosa. O al menos intentó ser otra cosa. Quiso el diputado salvarse del incendio, apelar a las dudas, invocar su historia intachable, aludir a estos tiempos de cagarruta en los ventiladores, denunciar la mala fe de sus adversarios…Tal vez tenga razón en todo eso. Pero no era el momento. El tiempo de dios es perfecto. El tiempo de los hombres es implacable.

  Si hubiera dicho “soy un pendejo” hubiera quedado mucho mejor. Si hubiera pedido perdón probablemente hubiera incluso ganado algunos puntos. Pero apostó por meter el video en el debate electoral, en la escaramuza política, sin asumir de entrada su propio error. Sea cual sea. Pero en el nacimiento de esa escena con Ruperti and company hay sin duda un gran error.  Caldera trató de esquivar ese punto y comenzó, entonces, a lucir un poco errático y confuso. Dejó en el aire algunas preguntas pertinentes que le hacía la prensa. Le restó impacto a su propia sinceridad. No entendió que, a su pesar, ayer él no era la víctima.

   Esto es apenas el inicio. No estamos en una competencia escolar, en un juego deportivo.

   Las batallas a muerte nunca pueden evitar la sangre. Las guerras limpias no existen.

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Un comentario

  1. Todo eso que analizas suena sensato pero también lo es la insensatez no percibida como tal. Creo que el botellazo llegó de pronto y desde la oscuridad. Justo desde donde trabaja la canalla de la cual nos han instruido cuidarnos pero que no lo hacemos. Es como para sorprender al más pintao. Y este hombre incauto y al parecer de poca malicia -aunque político de profesión- se fue de boca por no decir algo más procaz. Las advertencias han venido de todos lados y flancos, pero seguimos estúpidamente instalados en la lógica de sentido que movía a Eudomar Santos.
    Señas asertivamente que:”… Si hubiera dicho “soy un pendejo.” desnudando de una vez su sandez hubiera quedado mejor parado- eso interpreto- y creo que lo hizo a su manera, pero lo hizo. Caldera se responsabilizó- lo que pocos hacen públicamente- de su metida de pierna. Recuerdo que esa actitud le ganó a Agapito muchos adeptos, con su por ahora. Por eso, nada está dicho en materia de mea culpa. El tiempo dirá, por los resultados, que efecto real tuvo todo este entuerto maligno.
    Ahora bien, creo que su presencia video en mano y asumiendo que el error fue de él y que Capriles no tiene nada que ver en el asunto en cuestión, lo hace quedar, por lo menos, como una carajo que asume sus errores. Asunto poco visto en estos tiempos y valor para rescatar.

    Ciertamente, la guerra es a muerte, textualmente a muerte, tal ha sido decretado por Agapito y se cumple a diario con la mortandad que presenciamos y los parte de guerra que nos ofrecen los medios de comunicación arriesgados, semanalmente.

    En cuanto a tu final voy a estar totalmente de acuerdo, estamos en guerra y nos estamos jugando la vida. No avizoro tregua en este drama mortal los desaguisados abundan y los iremos incorporando a nuestra historia diaria sin dejar de caminar para abrir camino al futuro. Mientras llueve, que lloverá de todo, nos corresponde a los mayorcitos alzar la voz de la advertencia sincera o en su defecto colocarnos en la línea de fuego para despejarles el futuro a nuestros hijos y nietos.
    ….

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