Pido perdón -César Miguel Rondón

   El pasado sábado 25 tuve el honor de dar el discurso de orden en la graduación de Bachilleres del Colegio Santiago de León de Caracas, de la cual forma parte, cosa que me hincha de orgullo, mi hija menor, María Antonieta. Como la mayoría de los que visitan esta página son padres, quiero compartir con ustedes estas reflexiones.

Pido perdón

  Han sido estos unos días muy intensos, cargados de emociones maravillosas. Días inmensamente felices, como pocos. Me ha sorprendido cómo el Santiago celebra a sus graduandos. Si bien cuatro de mis cinco hijos han estudiado en el colegio, por razones diversas, ninguna reprobable, sólo María Antonieta, la última, la más pequeña, ha culminado aquí el quinto año de bachillerato. De manera que para mí, viejo santiagueño –tan viejo que pertenezco a la promoción de 1970-, todo esto es inédito. Y qué sorpresa tan grata y tan bonita. Primero el “piscinazo”, todo un acto de irreverencia y liberación: empapar en la piscina ese uniforme que durante tantos años se sudó en los salones de clase y en las angustias de los exámenes. Luego el acto con los pequeños de preescolar. Guardo una foto de mi hija cuando, en su primer año en el colegio, vistió la franela de uno de quinto en una experiencia similar. Pero mi recuerdo de aquél momento es parcial: para un padre de preescolar no es más que un simpático acto cultural, para el padre de un virtual bachiller es un acto trascendental e importantísimo. Después la misa y los reconocimientos a los alumnos. Ellas, bellas, con sus mejores galas, convertidas en mujeres plenas hechas y derechas; ellos, como suele ocurrir según los dictámenes de la naturaleza y las costumbres, un poco más rezagados en la madurez y en el vestir. Pero todos oceánicamente felices. Triunfadores todos.

  Y ahora este último acto, el definitivo: la graduación formal con título, toga y birrete. Tanta celebración tiene dos lecturas. Por una parte, es como si el colegio se siente tan orgulloso de sus graduandos que no halla cómo celebrarlos suficientemente. Por la otra, es como si el colegio quiere tanto a sus graduandos que no halla cómo prolongar los días y las horas para quedarse con ellos un poco más. Creo que ambas lecturas son válidas e incluyentes: hay mucho de orgullo y mucho de amor en estas celebraciones.

  En mis tiempos nada de esto existía. El colegio, como el país, era más tranquilo y apacible. Ya existía la piscina, pero nadie osaría lanzarse en ella con el uniforme que, por aquellos días, no existía. Tampoco existía la cafetería. Farruco, uno de los bedeles (es decir, los que se encargaban de la limpieza y el mantenimiento), se sentaba en un banco del patio y nos vendía, por un real, un sánduche de jamón y queso. Con un medio comprábamos una botella de Pepsicola, y el medio restante nos alcanzaba para una bolsita de PingPong. En lo que es hoy la sala de usos múltiples había un pequeño zoológico –recuerdo a un par de morrocoyas, un puercoespín y a un venado tristón-, y por los pasillos aparecía la larga figura del doctor Rafael Vegas, como si fuera una estatua de carne y hueso, siempre en su flux de lana gris, con chaleco y demás, indiferente al calor. Ah, y muy penosamente, no había muchachas, sólo varones. Ellos, mis compañeros, optaban por las carreras convencionales: querían ser abogados, médicos, ingenieros; unos pocos optaron por economía y creo que ninguno quiso ser ni político ni profesor. Cuando eso no sabía que el periodismo me esperaba al acecho, y cuando decía que estudiaría filosofía, invariablemente me preguntaban y de qué vas a vivir.

  El país que nos esperaba más allá del portón del colegio, era un país que prosperaba. Un país que invertía en sí mismo, apostándole a un porvenir brillante y promisorio. Los venezolanos habíamos aprendido a aceptarnos y a creer en nosotros mismos. La democracia se había hecho consustancial a nosotros, y la guerrilla izquierdista que había sido derrotada militarmente, ahora, en una importante victoria política, estaba pacificada y reincorporada a la sociedad. Ninguno de nosotros pensaba en el exterior, excepto para vacacionar. La universidad todos la haríamos aquí, y sólo un eventual postgrado lo cursaríamos en otro país. Todo, pues, era suave y sencillo. El país estaba en paz.

  Pero a ustedes les ha tocado algo completamente distinto. Cuando ingresaron al colegio, ya un nuevo tipo de gobierno, autodefinido como revolucionario, tenía dos años en el poder. Y en ese 2001, cuando ustedes por primera vez franquearon el portón del colegio, los padres de la clase media venezolana, es decir, sus padres, se enfrentaban a un peligroso decreto gubernamental que implicaba la intervención directa del Estado, con alto contenido ideologizante, en todo el proceso educativo. Se impuso entonces una consigna que todavía goza de plena vigencia: ‘¡Con mis hijos no te metas!”

  Y así ha sido el transcurrir de estos años duros, complejos y difíciles. Las educación privada, en particular, ha debido resistir todo tipo de embates de un régimen que, a no dudarlo, preferiría verla cerrada o sumisa. Y gracias a educadores incorruptibles, armados de una mística de acero, y del concurso fervoroso y comprometido de sus padres, ustedes han podido llegar hoy a culminar, meritoriamente, unos estudios exigentes y de altísima calidad. La educación es el instrumento más importante del que disponemos los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Pero la educación ha de ser siempre liberadora, abierta, luminosa, sin límites ni prejuicios, sin cortapisas ni muros ideológicos o religiosos, alejada por completo del fanatismo y la oscuridad que niegan las ideas. Y es esa la educación que con esmero y sin claudicaciones les ha tratado de impartir el Colegio Santiago de León de Caracas. Lo que logren en el resto de sus vidas, dependerá exclusivamente de ustedes. Pero, aunque quizás todavía no estén conscientes del todo, hoy salen de aquí con un fajo de instrumentos y herramientas que les serán no sólo útiles sino imprescindibles, para todos esos logros del porvenir.

  Cuento una anécdota personal. El doctor Vegas nos daba unas clases que él llamaba “Estudio dirigido”. En ellas nos enseñaba unas normas de disciplina, muy sencillas y elementales, para poder estudiar. Cómo sentarnos en el escritorio, cómo iluminarlo. Cómo distribuir los libros y cuadernos. Cómo administrar los apuntes. Cómo y por qué destacar y diferenciar una idea de otra. Las clases, que las impartía a las dos de la tarde, cuando estábamos ganados por el sopor de la hora y la modorra que dejaba el almuerzo, nos resultaban completamente fastidiosas, llenas de bostezos. Las considerábamos inútiles, tontas. Sin embargo, sin darme cuenta, todas esas normas de disciplina empecé a hacerlas mías, y un buen día me percaté de que, más allá del mero formalismo de cómo iluminar un escritorio, en el fondo había una orientación, más bien, para iluminar mi proceso de aprendizaje, mis ideas. Con el tiempo aprendí que el doctor Vegas, en aquellas aburridas tardes de calor, me había dado uno de mis mayores privilegios: me había enseñado a aprender. Me había enseñado a pensar.

  He comprobado, suficientemente, en la experiencia de mis cuatro hijos santiagueños, que hay una marca indeleble y notoria en todos los que han pasado por este colegio: son obstinadamente preguntones. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?, es la pregunta que tienen en la boca desde muy  pequeñitos. Papás y mamás aquí presentes no me dejarán mentir, porque más de una vez terminamos acorralados, agobiados ante tanta preguntadera. Pero, afortunadamente, con el paso de los años, avanzando en la madurez y el aprendizaje, ya ustedes empezaron a buscar y a encontrar sus propias respuestas. Eso los hizo independientes, y algo más importante: seguros de sí mismos.

  Así, pues, son los bachilleres que el Colegio Santiago de León de Caracas hoy le entrega a Venezuela y al mundo. A muchos de ustedes los he visto crecer desde el primer día. Se hicieron tan frecuentes en mi casa, que se convirtieron en parte de la familia. Y, con el paso de los días y los años, le dieron carne y vida a los versos de Andrés Eloy: “Cuando se tiene un hijo, se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera…/Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños que la calle se llena…” Mi casa, pues, se llenó de hijas e hijos. Y hoy los veo aquí, tan orgullosos y felices como yo; tan orgullosos y felices como todos nosotros.

  Pero, como decía al principio, los tiempos han cambiado. También las profesiones, los intereses y los sueños ante el mundo que les espera. Sé que Rafael Díaz va a ser ingeniero, y que tanto Santiago Díaz como Miranda Peña quieren ser médicos, y Corina Fung economista y sociólogo. Pero, cosa impensable en mis tiempos, José Andrés Benítez va a ser músico y Oriana Cartaya cocinera de altura y postín; Ana Luisa Bernárdez, fotógrafa, y Sol Patricia García y Cristina Mathus, nutrólogas; Edgardo Arocha se dedicará al mundo de la hotelería y Laura Duarte, con la seriedad que la caracteriza, va a estudiar política. Mi hija María Antonieta, en una decisión de la cual soy completamente inocente, va a estudiar filosofía, y todavía nadie le ha preguntado de qué va a vivir.

  Quiero, para cerrar, hacer mías las palabras del profesor Pedro Fuentes: “Ustedes no son el futuro del país. Ustedes son el presente”. Sé que el país los ha agobiado en estos cortos años que tienen de vida. Sé, inclusive, que hasta a veces provoca darle la espalda. En una reunión reciente, ante la pregunta de si estaban dispuestos a luchar por Venezuela, uno de ustedes, con mucho valor y honestidad, se levantó y dijo que no, porque estaba harto. Es comprensible, el país en el que han estrenado la vida no ha sido el mejor. Lo siento. Lo siento mucho y pido perdón. Perdón porque estoy hablando a nombre de esta generación a la que pertenezco que mucha responsabilidad tiene en este fracaso que hoy vivimos.

  Pero hay algo que es bueno que sepan en este su verdadero último día de colegio. El país no es solamente una geografía, un nombre en el mapa, un pasaporte o una cédula de identidad. El país es mucho más que un acento a la hora de hablar el español, que una arepa o una gaita en diciembre. El país no es sólo la presencia y la felicidad y la seguridad que me brindan mis amigos, mis padres y hasta mis amores y despechos. El país es también otra cosa. No importa a dónde vayan, no importa qué sueñen, siempre el país estará en ustedes. El país será su respirar, la primera y la última de todas sus características. Y no me refiero al discurso patriotero y falsamente nacionalista de decir “¡Venezuela el mejor país del mundo!”, o “¡Primero Venezuela!”. Vivimos en un mundo globalizado, cada vez más pequeño, donde todos hacemos peso y somos necesarios, independientemente del país de donde vengamos. Me refiero a algo muy sencillo: Venezuela, simplemente, es todos y cada uno de ustedes; ustedes son Venezuela y ella los habita. Háganlo bien, no por Venezuela sino por ustedes, porque en la medida en que ustedes triunfen y logren paz, progreso y prosperidad, en esa misma medida Venezuela será un país de paz, progreso y prosperidad. El país, entonces, les estará eternamente agradecido. Y el Colegio Santiago de León de Caracas, que los formó, también.

¡Que Dios los bendiga!

César Miguel Rondón,

Santiago de León de Caracas, 25/07/2015

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Queridas amigas y amigos:

He quedado sumamente impactado y conmovido por la masiva y emocionada reacción que ha tenido el discurso que pronuncié con motivo del grado de bachiller de mi hija María Antonieta. Mi intención, al publicarlo en esta página, era compartir con ustedes un momento que, si bien es muy personal, también es colectivo, porque todos somos padres y sabemos de la alegría y orgullo inmensos que suponen graduar a un hijo.
Me ha hecho muy feliz constatar que todos los santiagueños, sin importar las promociones y los años, compartimos una misma marca, la de la inmensa familia a la que pertenecemos. Otro motivo de orgullo.
Y los que no son santiagueños, igual son inmensos, responsables y comprometidos padres y madres venezolanos.
De nuevo, mil gracias a todos por tan hermosas expresiones de afecto y solidaridad. Es bueno comprobar que no sólo no estamos solos, sino que somos muchos.
Amigo siempre,
César Miguel Rondón.

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75 comentarios

  1. Extraordinariamente genial. Estudié en el IE Juan XXIII en Valencia y el nivel educativo entre 1987 y 1993 eran, a mi parecer, superiores al de hoy en día. Porque el nivel educativo no se mide por la tecnología sino por la calidad humana al igual como se mide un país, por su gente!

  2. Extraordinario…!!!

    Con este escrito ,despues de 5 años de no escucharlo se porque tooodooos los dias , todas las mañana en mi carro lo oiamos sin falta ,llevando a las hijas enfadadas al colegio;.Porque «Cesar Miguel»» iba a a dar las noticias y sus apreciaciones :certeras, respetuosas, directas.Una persona que formo parte importante de la cotiduanidad en nuestras vidas

    Lo felicito hoy desde Madrid por este maravilloso escrito a los chicos ,le aseguro que no lo olvidaran y haran lo que les corresponda moralmente en su momento.
    PD:cuando llegue le pregunte a cada Venezolano si sabian como y donde podia oir las noticias de Cesar Miguel..(mis hijas ya mujeres me lo resolvieron)
    Lo Felicito por los exitos y tsmbien a su bella familia…

  3. Emocionante, César Miguel. Más aún para mí, que aunque estuve un solo año en el SLC recuerdo con respeto y agradecimiento a ese relevantísimo patriota que fue el Dr. Rafael Vegas. Todos esos recuerdos emocionados adquieren aún mayor intensidad y significación por haber yo leído en estos días su excelente biografía, escrita por Arístides Bastidas, cuya lectura recomiendo con entusiasmo.

  4. Mis respeto y admiración por tan bellas palabras, como Santiagueño de la Promoción 1978 me sumergí en tus vivencias que las hice mías al ir leyendo cada oración de tu sentido y emotivo discurso. Al igual que tú he vivido con mis hijos esas experiencias en nuestro Colegio, mi hija mayor se graduó hace 6 años y mis dos hijos pequeños estudian en el Santiago, de hecho este año mi hijo menor que está en preescolar le dió la despedida a un compañero de tu hija en este último acto de fin de curso, son momentos indescriptibles y cargados de profundos sentimientos de amor entre padres e hijos. Seguiremos trabajando día a día para inculcarle a nuestros hijos los valores aprendidos en nuestro Colegio, para que ellos triunfen en sus vidas y así lograr que nuestra bella y amada Venezuela salga triunfante de todo esta situación. Gracias Cesar Miguel,

    1. Para los papás santiagueños, y soy una orgullosa mamá de dos exitosos profesionales, santiagueños y venezolanísimos, que lo único que han viivdo son los tiempos oscuros que nos agoban, pero que no nos doblegan.
      Al leer las conmovedoras palabras de César Miguel Rondón, recuerdo cada día de graduación de los míos. Y si, los santiagueños, me lo dijo una vez un ignaciano, desarrollan un espíritu de cuerpo como pocos. Cuando se encuentran/reencuentran, dondequiera que estén, el primer recuerdo es hacia su Colegio. Eso es el Santiago. Nunca dejamos de repetirnos, la sabia y acertada decisión de inscribir a nuestros hijos en el amado, excelente y siempre presente Colegio Santiago de León de Caracas y como dirían mis hijos EEEEEEEEEEEEEEEEEE SANTIAGO! Uh!

  5. Excelentes y muy emotivas palabras, mi respeto y admiración a una mente tan brillante, que sabe hilar muy bien cada frase para llevar con mucha claridad el mensaje que quiere dejar en nuestras conciencias. Felicitaciones y mucho éxitos a los graduandos. Este es de los primeros de muchos otros méritos que deben alcanzar en sus vidas. Gracias César Miguel Rondón por brindarnos la oportunidad de deleitarnos con tus palabras. Feliz tarde!! Lic. Miosotis Arrivillaga, venezolana recién residenciada en Ciudad de Panamá.

  6. Mil felicitaciones a su hija por su logro y a usted y su esposa por el deber cumplido. Leer estas palabras me conmueve y hacen revivir emociones , las mas hermosas como mujer y madre de dos varones , las cuales atesoro como gran amor y gratitud a Dios por permitirme haberlas vivido. Para mi es un soplo de esperanza ver que la educaciòn y la familia seguimos aqui de pie y dando nuestro 100%, para que nuestros jovenes tengan presente y construyan su futuro donde quieran hacerlo con las bases y las heramientas intelectuales y emocionales que les hemos dado. Que Dios los bendiga y lleven nuestra patria en todos y cada uno de esos sueños que se propongan realizar.

  7. Como te lo dije personalmente, agradezco haber estado presente en esta promoción, así haya sido por carambola, valió la pena que Carlos mi hijo hiciera esos maravillosos amigos consecuencia de una desafortunada repetición de 3er año, el acto fue maravilloso,el discurso de Ingrid, el mejor de los que he escuchado y para cerrar el orador de orden que invadió el teatro con su maravillosa voz, la que me ha acompañado diariamente en mi vida adulta, particularmente, en este acto fue maravilloso escuchar esas palabras; además que en el podium estuviera mi padre y super Carolina, un lujo. La vida nos presenta enseñanzas y el Santiago me dió muchas y muchos sinsabores también, en consecuencia soy Santiagueña por adhesión y agradezco formar parte de esa institución, aunque confieso, gracias a Dios, ya no tengo que regresar sino de visita. Seguiré escuchándote todos los días, aunque ya no habrá transporte escolar. Un abrazo fuerte. Carolina Figueredo

  8. Como siempre tan certero en cada una de sus palabras, simplemente EXCELENTE, es y sera siempre, El Sr. Cesar Miguel Rondon, y no de gratis, eso se gana, con respeto a sus oyentes, con dedicaciòn y esmero por lo que hace ( Y lo hace muy, pero muy bien), no en vano lo queremos y admiramos mucho. Gracias Sr. Cesar por estar siemopre para darnos ese animo tan necesario. Muchas felicidades a su hija Maria Antonieta y a todos sus conpañeros de grado. Les deseo, y asi serà, un futuro de EXITOS.

  9. Woww Cesar Miguel, me quito el sombrero ante tan bellas palabras… Espectacular tu reflexion de que Venezuela habita en cada uno de nosotros independientemente donde nos encontremos. A todos los que por una razón u otra habitamos en otras latitudes tenemos siempre la esperanza de regresar y vivir el sueño de prosperidad y progreso dentro de nuestro terruño Venezolano. Gracias por tu gran labor educativa y comunicacional, el Santiago de Leon debe sentirse muy orgulloso… quedas perdonado y que Dios te siga bendiciendo…

  10. Gracias infinitas por ese discurso. Mientras tu hija se gradúa, hay celebraciones de las generaciones del 78, del 80 (la mía), de tantas otras. Aun permanecemos unidos, aun nos celebramos, aun a pesar de tanta angustia y dolor por el país y la democracia apaleada, retumban en nuestros recuerdos estrofas del himno, de tremenduras y crecimientos. Mi aplauso de pie a esos graduandos. Este país sigue viendo partir a muchos de sus hijos, otros se quedarán, pero siempre dirán con el mismo orgullo: soy venezolano y estudié en el Santiago de León de Caracas

  11. Gracias, muchas gracias, César Miguel. Entré al Santiago de León en 1953, en La Florida, y salí expulsado en 1956. Adopté al doctor Vegas como padre y me aceptó, de modo que seguí frecuentando el colegio a pesar de la expulsión, y en 1961 me convertí en el único alumno expulsado y readmitido en la ya larga historia del colegio. Natlia López Arocha, que desde 1961 ha sido mi esposa y es la madre de mis seis hijos, fue también santiagueña, de la promoción de 1961, pero o solamente eso, sino que trabajó en el Santiago desde 1961, cuando ambos regresamos del extranjero, hasta 1975, cuando volvimos a salir, y ambos acompañamos al doctor Vegas en sus últimos días, junto a Diana Zuloaga, Abigaíl Salgado, Fanhert, y Antonio Sucre. Todos mis hijos estudiaron en el Santiago, pero la última, Margarita, fue la única que se graduó. Hoy vive en Alemania, estudió Filología y tiene dos maestrías. En fin, aunque te llevo unos años, nuestras experiencias son muy similares. T no puedo menos que agradecerte tu fidelidad al Santiago, en cuyos pasillos te recuerdo aún niño, pero ya dueño de una inteligencia singular.

  12. Como padre de una de las alumnas de la promoción 2015 del CSLC, te felicito y te doy las gracias por tan sincero y motivador discurso que tuve la dicha de escuchar en vivo. Ciertamente hay que pedir perdón reconociendo que alguna parte del desastre en que se ha convertido Venezuela es culpa nuestra; pero también hay que comenzar a soñar el país en el que debemos convertirnos y al que, con toda seguridad, nuestros hijos colaborarán en hacer un lugar en donde TODOS tengamos la posibilidad de hacer realidad nuestros sueños y formar familias de bien. Nuevamente muchas gracias!!!!!

  13. Soy Santiagueña, de padre santiagueño, hermanos santiagueños y primos santiaguieños también. En el carro TODOS los días te escuchábamos de camino al colegio y probablemente nos cruzamos muchas veces en el colegio, pero seguramente en el acto de despedida, porque yo me gradué del Colegio Santiago de León de Caracas en ese mismo 2001. Hace unos años que ya no estoy en Venezuela y aún te sigo escuchando a través de internet por las mañanas. Agradezco inmensamente la educación que mis padres y el CSLC me dieron. Ahora soy Psicóloga, y tengo 3 postgrados…. creo que tiene algo que ver con el no poder dejar de preguntar por qué al que te refieres.

    Quiero que sepas que me hiciste recordar momentos increíblemente especiales y en los que hace mucho no pensaba. Desempolvar el anuario que cargo conmigo a donde sea que me mude, y llorar… llorar mucho, con el corazón arrugado, pero pero orgullosa. Gracias por hacerme sentir como Venezolana, Venezolana orgullosa de nuevo. Y gracias de nuevo, porque a veces es muy difícil hacerlo cuando se esta lejos y las noticias que llegan son cada vez más angustiantes. Pero que sepas, que los que estamos lejos soñamos todas las noches con volver, y ver el Ávila todos los días, y con días mejores para nuestra amada tierra. Es por ello que estamos lejos, tratando de ser los mejores, para algún día tener una mejor Venezuela, porque como dices » Venezuela, simplemente, es todos y cada uno».

    Mil GRACIAS de nuevo!!!

  14. Qué bellas palabras César Miguel, se me aguó el guarapo sólo de recordar esos 15 años vividos en el SLC! gracias por expresarlas y compartirlas con todos!

  15. Con muchas lágrimas en los ojos, con orgullo máximo Santiagueño, con pesar Venezolano! Gracias César Miguel por siempre tener esa virtud de expresar perfectamente lo que muchos sentimos! Te saluda con mucho cariño una exalumna más del Santiago de la Promoción 99, hija de un exalumno también ;), creyendo que fue ayer que me tiré a la piscina!

  16. Bueno, Cesar Miguel, qué puedo decirte? Yo tambien, me gradué en El Santiago de Leon con Aurelio en el 1960. Qué raya… Cómo me quito esos 10 años que me sobran? Un abrazo y mi admiración. Maria Cristina Lozada

  17. Brillante y humanista como siempre estimado Cesar Miguel, te felicito y hago extensivo este saludo a esos bachilleres que han tenido el privilegio de escucharte y, si Dios los ilumina, haran suyas tus sentidas y oportunas recomendaciones.

  18. Que hermoso discurso este, y el escrito en prosa de Leonardo Padrón MI CASA ES VENEZUELA le dan un respiro y ver un cocuyito al final de este túnel tan largo Mi hija que tiene 12 anos estudia en el Don Bosco Nva Barcelona y tambien me dice mami yo no quiero irme de mi pais pero cuando veo muchas coss que suceden me da tristeza fuerza y a poner todos un granito de arena por nuestra querida VENEZUELA DEBEMOS TENER MUCHA FE AUNQUE SEA UN GRANITO DE MOSTAZA.

  19. Siempre desde pequeño cuando iba a mi querido Colegio Santiago de León de Caracas mi papá colocaba en el radio la emisora de César Miguel Rondón, tuve la oportunidad de estudiar con una de sus hija si mal no recuerdo se llama Victoria. Hoy al leer estas palabras dichas por un Santiagueño me llevaron a recordar esos momentos tan mágicos que me regalo la institución, aprendizajes que como dice el propio César Miguel solo los entendemos con el pasar del tiempo, todos esos evento mencionados como cuando uno entra en pequeños y despide a los grandotes de 5to año, pasar por todos los años con una sola meta llegar al piscinazo y que eso niños que están entrando te despidan en este ultimo año no tiene precio y mas cuando en mi caso estudie desde pequeños hasta primer grado. El orgullo de sentir cuando dices «Quiero, para cerrar, hacer mías las palabras del profesor Pedro Fuentes: “Ustedes no son el futuro del país. Ustedes son el presente” ese profesor fue mi coordinador de diversificado, él cual nos hizo tener la mejor forma de cerrar nuestro ciclo en el Santiago. para cerrar creo que cada una de las palabras en el texto de Cesar Miguel me y nos hacen sentir identificados como Santiagueños… Promoción 2004!!! por esto y mucho mas sigo todas las mañana escuchando el programa radial…

  20. Como abuelo de Miranda Peña estoy muy agradecido que se haya acordado que ella aspira a ser médico, como sus padres y su hermano que en el corto plazo también será galeno, tan solo doce meses lo separan de esa meta.Es un verdadero honor el poder haber disfrutado de su presencia en estos días de graduación de nuestras niñas.Un saludo afectuoso y reconocimiento por su excelente labor periodística en nuestras mañanas.Un gran abrazo y nuestros respetos.

  21. No me gradué del CSLC, pero mantengo amistad con con varios de quienes fueron mis compañeros durante siete an~os, y algunos tienen hijos que se graduaron con su Mari’a Antonieta. No dudo que este mensaje suyo, tan acertado, tan puntual, tan emotivo, tan bonito, les haya tocado profundamente, pues a mi también me llego’. !Gracias, Ce’sar Miguel, por compartir su sabiduría y su visión!

  22. Excelente!!! Se muy bien lo que has vivido, mis tres hijos son egresados del Santiago de León!!! Fue nuestro segundo hogar He revivido este miembro tan hermoso! Todos los 25 de Julio recuerdo a nuestro colegio. Hermoso discurso

  23. Hace algunos días escribí por facebook acerca de mis sentimientos de orgullo sano, después de ver un video previo a una asamblea de padres y representantes, donde nos mostraban los proyectos que el CSLC desarrolló este año, Ahora reitero esos sentimientos al leer este discurso de César Miguel Rondón. Gracias por el mensaje transmitido y yo como santiagueño (1ra. promoción «Rafael Vegas» 1974) me uno a él en una sóla voz que clama por este país. GRACIAS!!!

  24. ¡¡¡Dios!!!Que hermosas palabras, al leer el bello discurso se me arrugó el corazón,felicidades a su hijita María Antonieta, y a sus compañeros, gracias por la reflexión que nos hace, respecto a Venezuela, el país será su respirar la primera y la última de todas sus característica, usted siempre nos da ese aliento, de seguir adelante, Dios lo bendiga siempre, Mi César Miguel Rondón, un fuerte abrazo y desearle todo lo mejor por su excelencia labor periodística.

  25. Magnífico y emotivo, César Miguel. Yno solo por el orgullo de mis dos hijos santiagueños, que ya están demostrando su excelente preparación. Es también porque tus palabras expresan el sentir de los padres en la Venezuela decente y generosa, que lucha por renacer y convertirse en un pais próspero, moderno, responsable y consciente de los errores del pasado, para no caer nunca más en este abismo.
    A los bachilleres y familiares de la promoción 2015: !Felicitaciones y mucho éxito donde quiera que vayan!

  26. Wow! Para quien está lejos, éstas palabras son sin duda alimento para el alma, renuevan la esperanza y las energias. Ésas que hacen falta para confiar en un mejor mañana para nuestro país, no de gratis, sino porque hay millones de personas con la capacidad y genuino sentimiento patriota. Gracias por escribir. escriba mucho. Mientras, fuera de nuestras fronteras habemos un gentío en formación, yo creo y confío que preparándonos en bandada, para la repación nacional más formidable que verá la historia. … Ahh, felicidades a los muchachos!!!

  27. Entiendo porque pides perdon … Nuestro cuerpo y vivencias hasta el presente es nuestro maestro, y el crece y da frutos ,y las semillas viajan por el tiempo del aire que respiramos ..

  28. Gracias Cesar Miguel por tan profundas e inolvidables palabras que nos llevamos todos en el corazon. Con cada granito de arena de paz prosperidad y progreso que aportemos estaremos sintiendo que estamos construyendo un pais! Que Dios t bendiga!

  29. Buenos días,

    No soy Santiagueña, pero tus palabras me conmovieron, me hicieron recordar mis vivencias en mi liceo Dalla Costa en mi querida Ciudad Bolívar. La realidad del país que tenemos, impone retos desde muy temprano a nuestros hijos, pero cuando tienen valores aprendidos, tanto en la familia como en el colegio, son capaces de alcanzar las metas que se proponen y lo que nuestro país necesita. Tengo una niña de 3 años y aspiro que en unos años sea Santiagueña, es un colegio que por lo que he visto, inculca valores.

    Mil felicidades César Miguel, y gracias por compartir tan espectacular discurso,

    Un abrazo,

  30. no soy asiduo a esta pagina, de hecho es la primera vez que entro, me parecio muy fuerte el mensaje que deja el escritor, tengo 5 años fuera de Venezuela, pertenezco a esa generacion que prefirio en un momento dado darle la espalda al pais y buscar mi propio lugar en el mundo

    hoy vivo en el Reino Unido donde acabo de tener una hija a quien he llamado Miranda, yo me gradue en el colegio francia y me pongo a pensar lo mucho que me hubiese gustado que ella naciera, creciera y se formara en mi querida Venezuela.

    viviendo fuera del pais aprendi lo mucho que lo amaba y mi tragica decision de dejarlo hoy mas que nunca me pesa, me pesa porque entendi que hice justamente lo que ellos querian

    yo nunca podria ser ideologizado, jamas me doblegaron, pero al final me vencieron y me fui, y eso era justamente lo que ellos querian, la gente pensante les estorbaba

    cuanto perdimos, cuanto mas estamos por perder

  31. Al leer este excelente articulo de Cesar Miguel Rondon, me traslado a mis dos anos de estudiante en el Colegio Santiago de Leon del 1954 al 1956, los ultimos anos en la Casona de la Florida, durante los cuales tuve el placer de compartir gratos momentos con excelentes Profesores y mejores companeros de estudios. Como no recordar el caminar por las frondosas y apacibles calles de la Urbanizacion La Florida, una Urbanizacion mayormente Residencial en esa epoca. Recordar mis tiempos como «batutero» de la Banda del Colegio en el tradicional desfile del Dia de la Patria como creo que se llamaba. Cuanta tristeza siento cuando hoy paso por esa Casona y la veo convertida en una Funeraria pero aun manteniendo su estructura senorial. Gracias Cesar Miguel por traer tan gratos recuerdos a mi memoria y de permitirme el honor de compartir contigo el titulo de «Ex-Alumno del Colegio Santiago de Leon de Caracas»

    PD: Me perdonan los errores ortograficos pero esta Nota la estoy escribiendo desde Canada en una PC que adolece de algunos simbolos del idioma Castellano.

  32. No lo conozco personalmente pero tengo años oyendole en la radio, quiero decirle que lo felicito por tan bello discurso….que Dios bendiga a usted y a su familia. Respetuosamente…Carlota Malaussena de Gonzalez..

  33. Cesar, se que son muchos los comentarios y que quizas este pase sin que lo notes, pero queria agradecer tus palabras, si llegas a leerlo, quisiera que estes al tanto de los bonitos recuerdos que me trajiste y la unica manera de retribuirtelo es con un
    Gracias del corazon.
    Un Santiagueno en San Francisco, USA.

  34. Que hermoso mensaje Cesar Miguel, me hiciste llorar de la emoción por tan sentidas palabras. El próximo año se gradúa mi hijo y me trasladé hasta allí en mis pensamientos. Que orgullo tener a tantos muchachos con talentos, valores y principios. Mi hijo quiere estudiar medicina y me dice: mamá a pesar de la situación quiero estudiar medicina en Venezuela. Yo, respetando su deseo, seguiré dándole todo el apoyo junto a su padre para que logre su sueño y cada día orgullosa de estar formando un ciudadano de primera para el mundo.

  35. Maravilloso discurso Cesar Miguel, nho he parado de llorar. Son muchas emociones, recuerdos, sueños detenidos o transformados, incluso, algunos ya imposibles. Soy madre santiagueña, pues mi hijo estudio allí desde Pequeños hasta Tercero de Bachillerato, momento en que nos fuimos del país. El ha continuado sus estudios y ya está por comenzar el segundo año de su carrera universitaria. Pero sigue añorando su colegio, y quiere regresar a ejercer su carrera en Venezuela. Dios mediante así sea, y pueda regresar a un país aun mejor que el que perdimos.
    Me uno a tu acto de contricción, pero con la certeza de un futuro mejor para nuestros muchachos, dondequiera que sse encuentren, basado en el amor y los valores que el colegio nos ayudó a infundirles.
    Y a los graduandos, felicidades y ¡adelante!

  36. Aunque sali del pais hace casi 18 años por otras circunstancia diferentes a las de hoy en dia, pero igual muy dificies, por las cuales muchos buscan otros horizontes, mi pais me duele cada dia mas y lo amo profundamente. Sus palabras me llegan al alma y ojala que cada venezolano ame a nuestro pais, realmente, este donde este y no siga maltratando a la patria que nos pario: Nos pario a todos, acaso no nos duele? Saludos y ojala un dia nos reencontremos todos como venezolanos.

  37. Hermosísimas reflexiones César Miguel, nos has estremecido realmente, no soy santiagueña, pero si venezolana que siente igual que tú el orgullo de una excelente formación y de unos «maestros excepcionales», así como la satisfacci´por de la excelente formación de los hijos…….gran realidad.
    Toda nuestra generación de los 60, 70 y años siguientes debemos pedir PERDÓN….. así es.

  38. Inmejorables palabras para describir como el Santiago de Leon de Caracas , nos formo , nos hizo , nos marco , no solo como estudiantes , mas como personas , mas alla como venezolanos , gracias Cesar Miguel Rondon por insuperables palabras , no solo para los graduandos , tambien como padres y en mi caso , como un SANTIAGUEÑO , de los viejos , curse solo la primaria en el Santiago y sali en el 68 o 69 , ya hace mucho , pero inolvidable tantas vivencias y recuerdos , que no puedo dejar de agradecerte , por ese bello discurso !!!

  39. Soy padre orgulloso de dos santiagueños profesionales y exitosos y como ellos tambien recuerdo con mucho amor el maravilloso tiempo que comparti con el colegio y sus instalaciones, asi como tambien disfrute la vivencia de dos graduaciones inolvidables como las que describiste, es por ello que te agradezco en el alma tus palabras y solo lamento no haber estado presente cuando te dirigiste tan sabiamente a esa muchachada orgullosa, pero no todo esta perdido y son esos mismos muchachos los que van a recuperar y sacar adelante nuevamente a nuestro pais, estoy seguro de ello. Soy santiagueño de hecho, lamentablemente no de derecho. Un abrazo.

  40. Excelente! Que emoción! Soy santiaguera plena y cabal, este 25 de Julio, dia de la Fundación de Caracas, cumplimos un año mas de graduados, y asi van 31 años y todos los 25 de julio lo celebro y recuerdo eneludiblemente a mis amigos y a mis tiempos de colegio. El Santiago nos ha dejado una huella imborrable, nos ha definido como personas, profesionales, padres, compañeros, amigos…..nos ha definido en todos y en cada uno de los roles de nuestra vida. Es una referencia importante y vital…y como un espejo…allí en tus palabras, en tus recuerdos, en tu emoción …me reflejo.
    Saludos
    Amanda Contasti Arosemena

  41. Apreciado César Miguel, soy otra mamá Santiagueña muy orgullosa de la decisión que tomamos de educar a nuestros hijos en el CSLC, verdaderamente una formación fenomenal que deja huellas de logros y satisfacciones. Al leer tus palabras compartí lo que significó, cada minuto, de esa larga y emocionante despedida que desde el mes de mayo da el Colegio a sus alumnos de quinto año. Igualmente comparto contigo la responsabilidad que tenemos respecto a Venezuela y te acompaño en tu solicitud de perdón. Es importante destacar para terminar, que estoy convencida que este duro aprendizaje que nos está tocando vivir ,se convertirá en música para el alma en el momento que juntos asumamos lo que nos toca, vivamos actuando con el único mandamiento que nos dejó Jesús y podamos dar un salto cuántico hacia la paz y la armonía.

  42. Impecable como siempre. Desde Barcelona-España, uno de los tantos galenos en el exilio, le repito lo que he comentado otras veces, cuando nos toque, NO REGRESAREMOS, PORQUE NUNCA NOS HEMOS IDO…solo estamos llenando nuestras maletas de experiencia, conocimiento y sabiduría. Somos embajadores, somos luz caribeña, donde damos a conocer en primera persona, uno a uno, del boca a boca nuestra valía. Cuando escucho a mis jefes, dueños de importantes clínicas de la segunda ciudad más importante de España, que dicen que, si quien solicita trabajo en una de sus clínicas es Venezolano, aunque no necesite más personal, le entrevisto porque ya saben de lo que estamos hecho, pienso trabajo hecho, probablemente a eso vinimos. Mil veces he escuchado, pero no pareces Venezolano, posiblemente esperando el arco y la flecha en mi indumentaria, les respondo, los que no parecen Venezolanos o latimoaréricanos son el estereotipo que tienen en su corteza cerebral, producto de los lamentables medios de incomunicación locales. Retornaremos, muchos más experimentados, sabios, agradecidos, motivados, casi iluminados, pero sobre todo, y aquí haré algo que critico, generalizando, regresaremos mucho mas VENEZOLANOS, que cuando salimos un rato a aprender. Dios le bendiga. Gracias por estar siempre allí.

  43. Leer este discurso realmente emociona, pues refleja la calidad humana, condición ciudadana y talante intelectual de César Miguel Miguel Rondón, quien no tiene reparos en pedir perdón en nombre de la generación, que por diversas circunstancias nos llevo a este callejón oscuro donde nos encontramos. Solo quisiera agregar algo: gracias César Miguel por compartir con todos nosotros este discurso en un acto tan significativo para todo padre como lo es la graduación de un hijo, y por encima de todo seguir transmitiéndonos a todos la necesidad de no olvidar que VENEZUELA vive en nuestras almas y eso no debe cambiar jamás.

  44. De verdad, leer su discurso es reconfortante, ante tanta desesperanza, además de ejemplarizante al pedir perdón por lo que dejamos de hacer…! Supongo, que así como a usted le pareció aburridas las clases de Rafael Vega en su momento, a algunos de los graduandos sus palabras le resultaron intrascedentes; sin embargo, de seguro se acordarán del contenido, sin darse cuenta, en el transcurso de su vida. Gracias por: a) pedir «perdón generacional», me incluyo -soy graduada del Liceo Andrés Bello en la promoción del año 1971-, y b) por compartirlo.

  45. Vivimos en Medellin desde hace 3 años y 9 meses. Desde que llegamos nos hemos propuesto rehacer nuestro hogar lo más parecido posible a nuestras referencias más inmediatas. Nuestros mejores aliados en esos primeros momentos fueron nuestros muebles que los trajimos toditos, la reproducción de las recetas lo más fidedignas posibles a pesar de la diferencia de olores y sabores de los mismos ingredientes y tu programa Cesar Miguel, que por minutos nos hacía olvidar que no compartíamos ya la misma geografía. A pesar del tiempo y de lo bien que estamos, no puedo evitar las lágrimas cada vez que leo a Leonardo, que veo a Chataing, que te escucho o te leo a ti. Es como una nostalgia profunda que esta ahí al acecho, en mis ojos, en mi día a día, a flor de piel . Te felicito por el grado de tu hija. Aprecio ese don de gente que tienes. Y tienes razón, el país es mucho más que frases o geografía; es gentilicio, es arraigo, es un no se qué , que nos define donde quiera que estemos. Un abrazo.

  46. Dios te bendiga siempre Cesar y a toda tu familia. Un gran abrazo, todo mi cariño y admiración. Me satisface oírte todos los días. Dios nos permita seguir contando contigo con tu profesionalismo y calidad humana.

  47. Queridas amigas y amigos:

    He quedado sumamente impactado y conmovido por la masiva y emocionada reacción que ha tenido el discurso que pronuncié con motivo del grado de bachiller de mi hija María Antonieta. Mi intención, al publicarlo en esta página, era compartir con ustedes un momento que, si bien es muy personal, también es colectivo, porque todos somos padres y sabemos de la alegría y orgullo inmensos que suponen graduar a un hijo.

    Me ha hecho muy feliz constatar que todos los santiagueños, sin importar las promociones y los años, compartimos una misma marca, la de la inmensa familia a la que pertenecemos. Otro motivo de orgullo.
    Y los que no son santiagueños, igual son inmensos, responsables y comprometidos padres y madres venezolanos.

    De nuevo, mil gracias a todos por tan hermosas expresiones de afecto y solidaridad. Es bueno comprobar que no sólo no estamos solos, sino que somos muchos.

    Amigo siempre,

    César Miguel Rondón.

  48. Pido perdón junto a ti… y te doy las gracias por estas palabras. Mi hija… es santiagueña (porque es el verbo correcto «ser») aunque ya no esté en el colegio, aunque ya no viva en el país, aunque ahora le toque cantar otro himno e izar otra bandera… somos venezolanas (porque el verbo correcto es «ser» y no «estar» como sucede cuando eres inmigrante).

  49. Este escrito merece no solo ser compartido si no conservado ahi, junto a nuestras nostalgias, nuestros anhelos y nuestro deseo de un mejor país. Bellas palabras de CMR, las cuales suscribo porque si bien nunca podría llevar al papel mis ideas y deseos con tanta elocuencia y claridad, afortunadamente puedo citarlas de un periodista y erudito al cual admiro sin conocer en persona.

  50. Hola César Miguel! Soy santiagueña, de la promoción 1962. Estudié en el Santiago solo 2 años porque justamente en 1960 todo el colegio era para varones hasta tercer año de bachillerato, pero 4to y 5to años eran mixtos, éramos algo así como las «reinas» entre tantos varones. Fue en ese año cuando abrieron la inscripción para niñas desde el pre-escolar y así el colegio fue creciendo bajo la modalidad que es hoy.
    Gracias por traer a mi mente tan gratos recuerdos, especialmente el del Dr. Vegas, quien en más de una oportunidad -por sentirme mal- no vaciló en llevarme hasta mi casa en su Land Rover.
    Lilian Marcano.
    ( Egresada hace 53 años y no me considero vieja… )

  51. Como egresado del 60 y padre de 4 santiagueros, me habría gustado tener esta oportunidad que tuviste para hacer este discurso.,pero no creo que ni yo ni nadie lo hubiera hecho mejor que tú. Una felicitación y abrazo.

  52. Magnífico Cesar Miguel. Me activó los gratos recuerdos de la graduacion de mis hijps Ninoska, Natacha y Serguo. Alfredo etudió en el Santiago, pero por distintas razones nonse graduó. Un abrazo, Alfredo Cilento Sarli

  53. Excelente Discurso. Mi hija, Santiagueña también, se graduó el año pasado y estoy convencida que inscribirla en el Santiago fue la mejor decisión que tomé. Se lleva de allí, además de amigos, recuerdos y conocimientos, formación y herramientas para la vida. Estar allí todos estos años, en un ambiente sano y libre de fanatismos le permitió crecer libremente para ser quien es y tomar su propio camino. Ella también suele recordar que hubo profesores, materias y actividades que no valoró suficiente en su justo momento y ahora lamenta no haberlo hecho, pero noto que, sin darse ella cuenta, forman parte de su vida para siempre. Me conmovieron sus bellas palabras hasta las lágrimas y estoy segura que, como las tradiciones y las anécdotas, quedarán impresas en el corazón de los graduandos, como queda grabado el orgullo de ser venezolanos y, como me ha tocado ser testigo con amigos y conocidos de viejas promociones, no se borrará jamás el orgullo de ser satiagueños (curiosamente no conozco al primer ex-santiagueño).

  54. Mis felicitaciones para su hija, y mis respetos para Ud. por esas palabras que llegan al alma misma, simplemente felicidades y bendiciones para Ud. y su familia

  55. Cada palabra del texto la imaginé y me identifiqué mucho con muchas cosas. Aunque me gradué de bachiller hace siete años, no en el Santiago de León de Caracas sino en una pequeña institución de la ciudad de Carúpano, en el estado Sucre. Me hubiera encanto que el discurso de graduación se pareciera tan siquiera un poquito a lo que acabo de leer. Por razones del destino, que no viene al caso mencionarlas, no fue así.
    Agradecida estoy la publicación de este texto y por el mensaje que plató en el presente de Venezuela.

    Cito esta parte del texto

    «Quiero, para cerrar, hacer mías las palabras del profesor Pedro Fuentes: “Ustedes no son el futuro del país. Ustedes son el presente”. Sé que el país los ha agobiado en estos cortos años que tienen de vida. Sé, inclusive, que hasta a veces provoca darle la espalda. En una reunión reciente, ante la pregunta de si estaban dispuestos a luchar por Venezuela, uno de ustedes, con mucho valor y honestidad, se levantó y dijo que no, porque estaba harto. Es comprensible, el país en el que han estrenado la vida no ha sido el mejor. Lo siento. Lo siento mucho y pido perdón. Perdón porque estoy hablando a nombre de esta generación a la que pertenezco que mucha responsabilidad tiene en este fracaso que hoy vivimos».

    Después de siete años graduada como bachiller. Ahora llevo año y medio a la espera de mi título de profesional de la República. Quisiera no sentirme agobiada por el país, ni sentir que me provoca darle la espalda. Como tampoco quiero que se me acaben las ganas de luchar por Venezuela, por mí, mi familia, mis amigos y conocidos.

    Lo disculpo, lo perdono. Sigamos luchando. Saludos

  56. Me encanto y me conmovió mucho ese discurso, tanto que hasta lágrimas me salieron, yo tengo 2 bachilleres ya en universidades distintas, y no estudiaron en ese prestigioso Colegio, pero si en uno donde tambien le inculcaron muchas de las cosas que usted expresa en sus palabras, pero sobre todos los enseñaron Hacer libres de pensamiento y querer su país. Felicitaciones por ese maravilloso discurso, Felicitaciones para su hija por este logro alcanzado y por tener un tan bello padre que ama con pasión su país y su gente, Gracias por compartirlo,,,

  57. Respetado César, tal vez nunca crucemos el genial saludo.Pero,te escucho todas las mañanas por la emisora donde no se como definir ese despertar que siempre es placentero.Te felicito y me siento muy orgulloso y a la vez feliz por la clase de ciudadano que eres,siempre hablando,motivando e irradiando la llama de la esperanza.Por lo tanto, te deseo para ti y los tuyos la bendición de Dios y que tu pluma fina nos siga nutriendo.Un abrazo fraterno,desde el oriente nuestro.

  58. mi respeto Don Cesar Miguel…que palabras tan nutritivas de enseñanzas, que manera de pedir perdon y de hacerme participativa de esa solicitud …que esa disculpa haga de los venezolanos el ejercito protector del voto del 06/12/15, no hay excusa

  59. Cesar Miguelsólo perdón no! También propósito de enmienda!.Soy Vegas y además santiagueña.Soy Vegas de los del Rafael Vegas que cuando fué Ministro de Educación, iba en bicicleta al Ministerio, Vegas de los del Rafael de la locura del Falke, Vegas de un Rafael que en medio de mil dificultades crea un colegio para plasmar sus ideas sobre educación y crea una marca

  60. !NO SE QUE PASO NO PUDE TERMINAR MI COMENTARIO!
    La marca «santiagueña». Soy santiagueña porque fuí Catequista junto con mi hermana Marievita y dos amigas más. Dábamos catequesis a los niños cuyos padres querían que sus hijos hicieran la Primera Comunión .Los retiros y la Primera Comunión se hacían en la Iglesia de la Chiquinquirá y en los ratos de descanso los varones jugaban fútbol con el Padre José María Peña.También realicé trabajos de Administración,pero como Catequista llamo a un propósito a hacer algo hoy.Un grupo de Profesionales y yo tenemos un Proyecto llamado MOTIBA (Modelo de Transformación de un Barrio) Porque somos de las que pensamos que no esperamos que la gente baje de los cerros, sino ir a los barrios a ofrecerles Programas que hayan sido exitosos como para fortalecer sus instituciones y para hacer frente a problemas críticos del barrio. ¿Que tal si algunos santiagueños, no importando su edad se entusiasman César Miguel?

  61. Que de recuerdos y de realidades. Si de viejo santiaguero te llamas, que diré yo que me gradué con orgullo en 1962 y que con el mismo orgullo gradué a mis tres hijos en mi Colegio, ese que fundó Rafael Vegas. Tus reflexiones son las mías, las de mis hijos y la de muchísimos alumnos, que supieron hacer futuro y vida de las lecciones, grabadas sin saber en nuestra piel, por la constancia de nuestros profesores. Gracias por hacernos recordar lo que en verdad somos y porque seguimos en esta nuestra patria!!!!

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