Publicado en: El Nacional
Por: Fernando Rodríguez
Las dictaduras tienen su lógica expansiva, su fin es controlar toda la sociedad, como todos sabemos. Las estrategias y los ritmos difieren, pero no demasiado. Nicaragua sería una especie de paradigma que en muy poco tiempo arrasó con todo lo que había que arrasar sin siquiera pestañar y hasta logró una nueva figura para los usos políticos mundiales, la presidencia de un matrimonio; por supuesto que en otros lados las hay de hecho, pero más discretas, no constitucionales.
Pero en general las nuevas tiranías tienen cierto ritmo más lento, a diferencia de las bananeras en que todo el poder se obtenía de entrada y hasta la salida, y dejan ciertos espacios de libertad que las blanquean ante el mundo, y que van desapareciendo en la medida que estorban el control del poder. O bien los desaparecen o bien los convierten en una parodia manejada e insignificante. Por ejemplo, en Venezuela hay más de cincuenta, cincuenta y seis si no me equivoco, partidos de oposición, incluidos Henrique Capriles y Manuel Rosales. Más imposible, si no se le considera un disfraz de carnaval.
Pero estas perogrulladas politológicas son para señalar un acontecimiento muy serio que en el progreso del desarrollo totalitario vernáculo hay que sumar a los ya muy escandalosos recientes (el 28 de julio, sobre todo),y es que el gobierno ha decidido acusar con algunas de las terribles acusaciones que siempre maneja –terrorismo, conspiración, traición a la patria, magnicidio, odio, complicidad con enemigos extranjeros, etc.- a las más respetables y hasta solemnes entidades encargadas de los derechos humanos en el país, Provea y el Foro Penal, junto a otras más recientes y menos conocidas pero también altamente respetables. Enfatizo sobre estas dos porque realmente son tan emblemáticas y sus aportes a mantener un poco, no demasiado desgraciadamente, de contención a las olas represivas de siempre en el país del chavismo. Y lo han hecho con un profesionalismo, con un tino, eficiencia y hasta silenciosa altivez, que la hacen objetos de admiración aquí y en el exterior.
El ministro del interior acaba de acusarlos de estar conspirando, y otros pecados concomitantes, lo que es distinto a los golpes bajos con que se las acosaba desde su origen mismo. Ese ataque frontal el país democrático debe tomarlo muy en serio y responder.
Yo pienso que la sociedad civil organizada, en torno a los derechos humanos, es hoy mucho más robusta y loable, que los desmantelados partidos políticos y otras entidades como sindicatos, gremios, movimiento estudiantil, en especial universitario. No solo los directamente defensores de los derechos humanos sino entidades como el admirable observatorio de la violencia que se ha convertido en la palabra santa de ese terrible fenómeno, o el ya mundializado y con todas las razones Armando.Info, o los portales diarios que resisten todos los golpes tecnológicos y la ausencia de publicidad por miedo, en la pobreza más extrema pues, y ahí están cada mañana, hechos por media docena de periodistas de fuste y valor, o lo que hacen los muy constantes investigadores y pregoneros de la reflexión política de la UCAB. Y pare de contar, con el perdón de los excluidos que sé muchos y muy valiosos, es solo una muestra.
Bueno, nada, la obviedad. Es una lucha que hay que dar con toda tenacidad. Lo que le deben millares de víctimas del régimen al Foro Penal y al resto de defensores de los derechos humanos, valga Provea como otro emblema, es una enorme y heroica defensa sistemática. Y por extensión somos deudores todos los venezolanos que añoramos la libertad. Paremos la devastación